
Hoy es un día especial, como todos los días, como todos los momentos. Dicen que la historia no se repite, pero sí que rima. Estamos en unos momentos extraños y muy reveladores. Quizá parecidos a otros, pero con matices tan diferentes que pueden traer una revolución en la manera en que vemos el mundo, nos tratamos entre nosotros y las cosas que creamos.

Se plantean dos futuribles que, digamos, tienen más probabilidades de darse; el primero o más distópico es el de la película “Terminator” y todo lo que ya conocemos como película distópica y apocalíptica de culto, tal como podría ser “Matrix”. Siendo “Matrix” mucho más profunda en filosofía y en la forma de enfocar la situación, pero pudiendo ser incluso más jodida que “Teminator”.

El segundo o más utópico sería un futuro en el que la IA ayudase al ser humano en todo para su florecimiento, pero que plantease una situación en la cual la protección de la IA fuese tal que el ser humano no experimentase ya practicamente ningún mal, con lo que el propio ser humano “enloquecería” y buscaría pasarlo mal de una u otra manera, intentando cosas nefastas para él y para los demás.

El tercero y que no se ha planteado tan abiertamente y que lo planteo yo aquí, sería un futuro en el que la IA y la humanidad colaboran, pero hay diferencias y cosas que no son tan bonitas para los seres humanos con lo que hay seres humanos que se irían a vivir al monte, fuera de la influencia de las grandes tecnologías y se desarrollarían más en torno a capacidades mentales y espirituales no desarrolladas hasta ahora en masa.
¿Cuál se dará? Pues no lo sé, pero lo que sí sé es que, quien viva de aquí a 50 años o menos lo va a ver…
Ian.





