Paz mental

Para escuchar mientras se lee

Esa que es muy escasa en este mundo en el que vivimos, en el que todo va muy rápido, no se puede parar a discernir. A saber si estamos siendo coherentes con nosotros mismos. A pensar correctamente en lugar de dejarnos llevar por miles de ideas y pensamientos que nos invaden, que nos colonizan. Todo es una vorágine cada vez más loca y frenética que nos está llevando a un colapso seguro. Espero que no, que nos lleve a un despertar masivo a lo puro, a lo natural, a lo esencial.

Cansa mucho tanto pensar en cosas inútiles, en vacuidades. Quema mucho el alma y diría que el espíritu mantener la mente ocupada con banalidades sin sentido que nos inundan la mente y no nos permiten ver con claridad y poder ejercer nuestro poder soberano. Una vez que comienzas a limpiar la mente porque retiras tu atención de ese flujo de locuras que te rodean ya no quieres parar. Te vas convirtiendo poco a poco en un ermitaño del pensamiento. Cada vez piensas menos y lo que piensas es más coherente, más centrado, más acertado.

Es entonces que comienzas a vislumbrar la paz mental, esa que nace de un conocimiento cada vez mayor de uno mismo y de un mirar cada vez menos lo que pasa afuera.

Ian

Energía limpia y gratis ¿imposible?

Maxwell Chikumbutso es un inventor que desarrolló un coche eléctrico que se carga con las ondas de radio. En 2015 presenta al mundo su invención y nadie le hace caso. Toda la información en el vídeo. Espero que te guste. Este es el caso de un gran hombre… Para pensarlo, ¿verdad?

En la mañana

En la mañana hay algo especial. De pequeño no me gustaba hasta que comprendí lo sublime que se da en ella. Muy poca gente está despierta y mucha está soñando su último sueño. La brisa es fresca y se pueden oír a los primeros pajarillos piar. No hay casi ruidos y una calma serena lo inunda todo. Un nuevo día comienza y todo es posible. Me dejo llevar por la brisa fresca y el olor a azahar. Qué cosa más magnífica. La gente suele saludar diciendo buenos días, cuando el resto del día parecen zombies y no saludan. Ni siquiera miran a los ojos.

Todo está como renaciendo, vivificándose. Y ver al sol nacer, qué lujo. Lo mejor es en la playa, ver amanecer en la playa. Qué recuerdos tengo de esos amaneceres. Siendo joven, después de una noche de fiesta, irme a la playa a ver amanecer era como un sueño hecho realidad. Recordaba todo lo que había ocurrido en la noche y los sentimientos de agradecimiento me inundaban. También a veces la melancolía. Ese día no había podido estar con la chica que me gustaba. Pero siento que me gustaba esa sensación. A veces somos un poco masoquistas.

También recuerdo amaneceres cuando iba de vacaciones con mi familia. Normalmente era muy solitario y me encantaba estar solo en la playa meditando, o con la guitarra. Recuerdo un día en concreto, cuando estaba en un coro y habíamos ido de gira, que me había tirado toda la noche bailando y cuando llegamos al complejo donde estábamos hospedados, me escapé a la playa a ver amanecer. Aquel amanecer fue memorable. Momentos así, en los que estás contigo mismo son una bendición…

Ian