¿De quién nos enamoramos?

A veces pienso sobre esta cuestión y me viene a la cabeza que nos enamoramos de nosotros mismos la mayoría de las veces. Realmente, cuando uno se enamora está proyectando sus propios gustos, inclinaciones y pulsiones en el otro y se enamora de ellas. El enamoramiento también se da por una compensación de características que vemos en la otra persona. Características que nosotros no tenemos o tenemos incipientes y que son deseables para nosotros.

Sin embargo, también creo que existe un amor de pareja que va más allá de estas compensaciones o reflejos. Algo que viene desde las entrañas del tiempo. Ese amor se podría decir que es el amor místico o espiritual en el que la conexión que se da transciende inclusive la propia fundación del universo. Este amor no se manifiesta en todo el mundo. Digamos que hay una gran cantidad de seres humanos que no anhelan este amor porque su naturaleza carece de él. Estos «seres humanos» buscan relaciones, sí, pero estas relaciones se basan en jerarquías de poder, en intereses ulteriores y en necesidades básicas.

El Amor espiritual es algo que se anhela desde que se tiene uso de razón. Se siente una carencia o un vacío que nace de una especie de recuerdo de aquel ser que nos completa. Los seres humanos que han experimentado esta clase de amor porque han encontrado a esa parte de sí mismos que estaba perdida saben perfectamente a lo que me refiero. Esa persona es única e irremplazable. Nadie puede suplir su hueco. No sé por qué esto es así, pero es así. Seguramente tenga una razón ancestral ignota para nosotros, pero la cuestión es que es una realidad.

Por lo que tengo entendido, en este mundo hay seres que no quieren que esas uniones de Amor espiritual se den porque suponen una amenaza a su status quo. Creo que esto tiene cierta parte de verdad porque si se analizan amores de esta clase a lo largo de la historia normalmente acaban en tragedia o simplemente por situaciones de varias índoles ese amor no se puede dar, no se puede llevar a buen puerto.

El caso es que si está para uno llegará y sino pues nada, qué le vamos a hacer. Pero la verdad es que sería maravilloso poder experimentar ese Amor en este mundo. Sería traer el paraíso a la Tierra verdaderamente.

Ian

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