Cosas raras

Todos los días pasan cosas raras, pero estamos en un estado de cotidianidad que nos impide ver esas cosas raras que pasan todos los días. También existen personas, entre las que me incluyo, que tienen capacidades más desarrolladas, o sensibilidades más desarrolladas, que permiten ver esas cosas raras con más facilidad. Por ejemplo, pensar en una persona y justo verla ese día es curioso cuando menos. Y soñar con una persona y verla después es también muy curioso. O pensar que tu día va a ser magnífico y que lo sea. Todos los días son magníficos, sólo que no somos capaces de verlo en general.

Ver que alguien cambia de opinión en lugar de querer tener la razón en todo es algo raro, por ejemplo, pero ocurre, aunque se pueda pensar que es una utopía. Gente que da abrazos a otras personas. Adolescentes jugando sin móviles. Hay muchas cosas raras que a veces se pueden ver. Pero por ejemplo mirar a una mosca como se limpia las patitas a toda velocidad y aprender de ella sobre la quietud y sobre la velocidad no es tan normal. Como se quedan estáticas durante un tiempo que debe ser una eternidad para su tiempo perceptual y luego, al instante, salir volando a toda velocidad en otra dirección. Que vida más curiosa la de una mosca. Que cosa más rara.

Ian

Borja Vilaseca

Hoy soñé contigo

Y fue muy bonito. Estábamos en una especie de castillo medieval, pero moderno. Correteábamos el uno detrás del otro y, al final, como en las películas, nos besamos apasionadamente. Qué bonito sería algo así vivido en la realidad. En los sueños todo parece tan fácil… En la vida también lo puede ser, pero con la persona adecuada. Ahí fluye todo como debe ser. Uno se ve en el otro y viceversa y todo concuerda por un momento. Puede que el tiempo diluya esa magia. Puede que el pasar de los años la apague y mengue, pero si es de verdad, algo permanece inalterable a lo largo de los años, de las décadas y diría que de los siglos y los milenios.

Amores gigantes ha habido. De esos que crean mitos a su alrededor. Amores gigantes que conmueven el mundo por un tiempo y que nos dejan un sabor de boca a cielo, a paraíso y a sueño más que a realidad. Amores llenos de amor verdadero, ese que conmueve a unos cuantos en su vida hacia la búsqueda y la espera por dar con él llegado el momento oportuno. La cuestión es que a unos les llega muy pronto y otros muy tarde y, bueno, a otros en el medio. También los habrá que no les llegue nunca.

Yo espero un amor gigante para mí. Un amor responsable y maduro, cuando tenga que llegar. Si no tiene que ser tampoco pasa nada. La vida está llena de matices y riqueza si se sabe ver. Pero si llega mucho mejor, ¿verdad? ¿Quién sabe? Tal vez sea el mayor reto que a uno se le pueda presentar. Lo importante es haber amado, aunque sólo fuese una vez, porque esa vez colorea toda la vida restante con un tono que la hace interesante.

Ian