¿Libertad o esclavitud?

Estoy en una encrucijada desde hace algún tiempo. Una especie de limbo dulce del cual no sé salir o no quiero salir. Todo a mi alrededor me incita a hacer algo al respecto, pero veo que la gente que lo hace no es mucho más feliz ni dichosa por hacerlo. Hay una parte de mí que por ahora vence que me dice que espere, que sabré qué hacer en el momento oportuno. Otra parte de mí me dice que el momento oportuno es ahora. En parte, al escribir esto, estoy haciéndole caso a esa parte de mí que me dice que el momento oportuno es ahora. Miro al mundo y veo que el ser humano está yendo hacia una trampa cada vez mejor diseñada y más atrapante y yo formo parte de los seres humanos que están siendo atrapados.

Quiero pensar que no es así, pero a la vez veo que sí es así. Es una situación muy extraña, porque pareciera que me diese igual. Es como ser adicto a algo. Sabes que no te conviene y aún así sigues consumiendo ese algo. No sé si habrá alguien ahí fuera a quién le pase lo mismo, imagino que sí. También hay una parte de mí que confía en mí mismo y mis capacidades para poder zafarme de la estratagema llegado el momento. Pero el juego es peligroso. Se juega la libertad en este juego. No puedo pedir consejo a nadie de mis conocidos porque todos están siendo absorbidos a mayor o menor nivel por este embudo que nos lleva a la peor de las prisiones imaginables. Ojalá me confunda y esto sólo sea un delirio más de este loco solitario que delira de vez en cuando.

Espero con muchas ganas una liberación en bloque de muchísimos seres humanos que provoque la liberación de la humanidad por ósmosis. Grandes hombres y mujeres nos advirtieron de esto en el siglo pasado y en el actual. Resulta un poco agridulce saber por un lado que existe la posibilidad del atrape total y, a la vez, la posibilidad de la liberación total. Cual veremos depende de cada uno de nosotros, de hacia dónde nos inclinemos. Podemos ir hacia la libertad y la responsabilidad o hacia la sumisión e irresponsabilidad. Espero que vayamos hacia la libertad, aunque por lo que veo, no es la más común de las decisiones.

Ian

¿De qué depende que cambiemos o no?

¿Por qué hay gente que adelgaza y otra no? ¿Por qué hay gente que deja de fumar y otra no? Está claro que el cambio es posible y se supone que es posible para todos nosotros. Sin embargo no todo el mundo cambia, la mayoría se mantiene como está hasta que, normalmente, si ha seguido unas rutinas destructivas, éstas le destruyen o dañan y entonces decide hacer el cambio. Es una pena que tengamos que llegar a una situación destructiva para cambiar. Pero, ¿Qué hace falta conseguir para lograr un cambio verdadero en uno mismo y una situación concreta? Yo creo que hace falta una motivación potente, energía para poder llevar a cabo el cambio y resolución para no esperar a que la cosa se ponga destructiva. Actuar antes de la tragedia.

Para ello hace falta una decisión inquebrantable con fe en que se va a conseguir el objetivo y cambiar nuestra identidad con respecto a algo. Yo, por ejemplo, soy fumador por desgracia. Pues tengo que hacerme con una decisión inquebrantable de dejarlo. Decidir dejarlo de una vez por todas. Para ello tengo que reunir energía suficiente para poder mantener mi decisión y que no se “desgaste” y vuelva a fumar (en ello estoy). A la vez estoy resuelto a conseguirlo porque no quiero esperar a que la cosa se ponga destructiva. Según los chamanes Toltecas, el mero hecho de reunir energía vital (hay varios métodos para reunirla) provoca cambios en la estructura del comportamiento. Libera condicionamientos y trabas heredadas o aprendidas socialmente hablando. Logra que nuestra voluntad se fortalezca hasta llegar, si uno se mantiene en la adquisición de energía y no la malgasta, al intento inflexible con el cual se pueden lograr proezas inimaginables. Esto es la fe inquebrantable que tenía Cristo, por ejemplo, con la que podía manifestar al instante aquello que deseara manifestar.

Ahora bien, una vez se consigue esta fe inquebrantable o intento inflexible, ya no se quieren manifestar cosas por capricho. Ahora se está alineado con el intento, con Dios o con el universo, como quieras llamarle. De tal manera que se actúa en torno a una voluntad mayor que la nuestra y que, de alguna manera, parece ser la nuestra. Esta voluntad mayor nos irá llevando cada vez por caminos más curiosos y extraños para lograr nuestros objetivos de liberación y de responsabilidad y cuanto más libres y responsables seamos más raros serás los caminos que transitemos. Raros con respecto a los caminos preestablecidos.

Todo esto lo digo en parte por conocimiento teórico y en parte por conocimiento práctico. Sé que tengo que reunir más conocimiento práctico o sabiduría y en ello estoy. Mientras, en el camino, voy haciendo cosas como escribir este texto que me sirven para soltar y expresar lo que ya he experimentado o lo que estoy experimentando, por si pudiera servir de algo a alguien…

Ian

Fe inquebrantable

La Fe inquebrantable siempre está con nosotros. Somos seres de Fe inquebrantable. Ocurre que depende de a qué demos nuestra Fe inquebrantable para que nos destruyamos o construyamos. La vida se mantiene con Fe inquebrantable. A cada instante asumimos que estamos vivos y por eso seguimos vivos. Si asumiésemos con Fe inquebrantable que estamos muertos moriríamos. Esa pulsión que tenemos determina el devenir de nuestras vidas según nosotros la orientemos. Si la orientamos hacia el miedo, la confusión, el drama, etc. lo que vamos a tener son vivencias negativas o contraproducentes. Si queremos tener vivencia producentes o positivas hay que poner entonces atención consciente en ello y focalizarse en aquello que queremos. Ocurre que esto lo tenemos que elegir a cada momento, es una elección consciente. Por desgracia parece funcionar así.

Lo negativo se da per sé si no se usa la atención para redirigir la Fe inquebrantable hacia la construcción de nuestra conciencia. Lo negativo está siempre pulsando, el miedo está siempre pulsando. Lo que podemos hacer ante esto es usarlo a nuestro favor, como un resorte para crear aquello que queremos en lugar de aquello que no queremos. Cada vez que sintamos miedo por algo que esto mismo sea la llamada a la acción para imaginar y redirigir nuestra Fe inquebrantable hacia aquello que sí deseamos que pase. Con la práctica el miedo será cada vez menos poderoso en nosotros y, a su vez, crecerá el amor en nosotros. Pero no podemos bajar la guardia nunca, porque el miedo siempre está pulsando, es como un vacío que tira de nosotros y nos lleva por el camino de la perdición.

Redirigir la Fe inquebrantable para tener Fe inquebrantable positiva, por ejemplo, puede ser una clave a la hora de manifestar nuestra vida plena en menor tiempo y con más efectividad. Nutrir a la Fe inquebrantable positiva es crear una disciplina cada vez más férrea en torno a la asunción de realidad positiva y constructiva. Asimilando a su vez la sombra que somos y que tenemos de nosotros mismos. Para ello hay que controlar la imaginación e imaginar que ya hemos conseguido estos logros y dar gracias por ello, sentir que ya lo hemos logrado y dar gracias hace que lleguemos al logro. En este caso habría que imaginar que nuestra Fe inquebrantable es siempre positiva y constructiva y que somos felices gracias a ello.

Ian