Amistad

Qué cosa tan extraña y a la vez maravillosa. La amistad es algo que no existe y, a la vez, colma muchísimas cosas de la vida con su aroma, con su esencia. Se desarrolla por un tiempo, quizá casi toda una vida, pero siempre queda en el recuerdo como algo precioso. Hay calidades de amistad también. Existen amistades superficiales y amistades profundas. Éstas últimas son más difíciles de encontrar, pero se encuentran. Cuando se encuentran la vida cambia porque hacen de reflejo de las cosas más olvidadas de nosotros que no veíamos o que no queríamos ver. Podemos superar etapas muy duras gracias a una amistad profunda.

A la vez se pueden iniciar proyectos muy potentes gracias a una amistad y las empresas más grandes de la historia suelen tener una amistad de por medio en su fundación. Ahora vivimos en una época en la que se está perdiendo el contacto humano, digitalizándose cada vez más y haciendo que los vínculos sean cada vez más sintéticos y falsos. Esto está dificultando también que se desarrollen amistades profundas y se favorezcan las superficiales. Hoy, día 4 de enero de 2024 he visto una noticia sobre el fin de año en Paris en la que la gente, cuando se dan las 12 campanadas, no se saluda ni se abraza ni nada porque están todos grabando con el móvil. A este punto hemos llegado, a vivir detrás de una pantalla. Y yo me incluyo, no me excluyo de este problema que afrontamos.

¿Qué podemos hacer ante esta situación cada vez más apabullante? Se me ocurre que cuidar mucho a nuestros amigos y fomentar que nuestros hijos hagan y tengan buenas relaciones de amistad. Al final es todo cuestión de amor, de cuánto amor damos y nos dan o de la carencia de este mismo. Estamos viviendo en una sociedad cada vez más fría y ausente de amor, aunque es cierto que hay un sector de la población cada vez más consciente de todo lo que está ocurriendo y que está tomando cartas en el asunto. Sea como fuere la situación es extraña y grave aparentemente. Aunque yo pienso que es para un bien mayor, que vamos a aprender de esto y que en un futuro no muy lejano se forjará una alianza humana como nunca antes se haya visto en la historia de la humanidad. Y será debido a estos tiempos. Eso quiero pensar. Eso pienso y siento.

Ian

Negro sobre blanco

Sobre el blanco, el negro de las palabras. Vistiéndolo, arropándolo, cubriéndolo. Contando historias infinitas que no van a ninguna parte. Llenando todo de naderías y, a la vez, de certezas extrañas que sólo sirven si se practican. Se puede perder mucho tiempo estudiando algo que no es practicado. Es mucho mejor practicar lo que se estudia que estudiar mucho lo que se va a practicar. Yo he pecado de lo segundo y ahora, de cierta manera, me arrepiento. Pero bueno, todo error es un acierto de alguna manera. Hace que veamos eso que antes no veíamos y hay tanto por ver.

¿Qué objeto tiene aprender tanto? Es verdad que se disfruta y que aprender te hace más alegre u ofrece una suerte de felicidad, de dicha, pero, a la vez, parece ser una especie de trampa. Pues todo lo que aprendes se queda como cierto cuando la mayoría de las veces esto no es así o sólo lo es parcialmente. Es algo raro esto de aprender. Como he dicho en otras ocasiones, es, de alguna manera, como recordar. Pero es recordar para olvidar. Algo un extraño a lo que, por ahora, no le veo mucho la utilidad. Pero quien soy yo para juzgar tales cosas…

Al final todo parece un juego muy complejo con leyes simples que, de ser bien jugado te puede dar muchas satisfacciones y de ser mal jugado puede ser un verdadero infierno. Ojalá se enseñasen esas leyes en los colegios y muchas otras cosas que no se enseñan. Sería todo mucho más divertido y alucinante para bien. Pero parece ser que los intereses de los que controlan este cotarro son bien distintos. Lo bueno es que controlar, lo que se dice controlar, no controlan nada. Sólo están siendo lo que son y cada uno de nosotros estamos siendo lo que somos. El conjunto, el subconsciente colectivo, es el que mueve las mareas de masas de un lado a otro, de unas formas de pensar a otras.

Ian

Los sueños sueños son

Qué cosa tan extraña es soñar. Hoy he estado contigo. Hoy te he besado. Hoy he sentido algo con mucha profundidad y, sin embargo, ha sido “mentira” ¿Qué nos quieren hacer los sueños? Dicen que son detritus del día a día. La mente haciendo la digestión. El cerebro depurándose. Podría ser. Sin embargo, hay mucho más, como en todo. Creo que también son utilizados por ciertas entidades para generarnos anhelos, “sueños”, tentaciones o deseos que nos lleven a actuar de cierta manera. Tal vez seamos nosotros mismos queriendo libertad por esa vía. Pueden ser varias cosas a la vez, pero la verdad es que son raros. Llevo toda mi vida soñando y he tenido sueños lúcidos, en los que volaba o me teletransportaba.

En todos he sentido con fuerza sentimientos encontrados. En algunas ocasiones una libertad muy grande. En otras mucho dolor, miedo y tristeza también. Al final los sueños sueños son. Quizá algún día, soñando, consiga saber qué son. De todas maneras, es indiferente saberlo o no. No podemos saber casi nada de casi nada y yo diría más. Diría que no podemos saber nada de nada. Que lo que hacemos y aprendemos es como lo que ocurre en un sueño. Llegado el momento sabes que sabes algo sin saber cómo lo sabes. Está claro que para ello hay que practicar, como con todo. Ensayo, error, ensayo, acierto, error, ensayo. Todo es lo mismo.

Y me pregunto yo ¿Para qué sirve todo esto? ¿Para qué la vida, sus sueños, sus anhelos, sus idas y venidas? Dicen que venimos a aprender, pero a medida que nos hacemos viejos desaprendemos más y más todo lo aprendido. Dejamos paso al olvido progresivo. Es muy extraño este suspiro que llamamos vida. A la vez en gigantesco y majestuoso. No sé cuántas veces habremos venido aquí si es que hemos venido aquí más veces. Tampoco sé si vendremos más veces o esta es la última. El misterio será desvelado con la muerte, seguramente.

Ian