Si hoy muriese

Si hoy muriese habría dejado pasar alguna que otra cosa. Me sentiría feliz, pero no sé si colmado. Hay algunas personas a las que me gustaría decir “te quiero” sin más y que no se lo he dicho. No he visitado las Maldivas y uno de esos hoteles que se meten en el mar. Me gustaría haber conocido en persona a un “par” de personas que conozco sólo de internet. Si hoy muriese estaría orgulloso por saber que he dejado el tabaco por mí mismo. Si hoy muriese me sentiría agraciado por una buena vida, jodida en algunas cosas, pero más buena en general que mala. Habría sido una vida curiosa, diferente a la media, con experiencias variopintas e indagaciones muy extrañas.

He experimentado la cordura y la locura, la serenidad y la guerra (aunque no la de trincheras, sino en casa mismo). He podido estar en mundos diferentes dentro del mismo, rodeado por personas diferentes en los mismos lugares, personas que me indicaban que estaba en otro mundo, aunque pareciera igual. Me he topado con seres humanos muy extraños, como traídos de otra dimensión. Sí, la verdad es que mi vida está muy bien. He visto naves espaciales con un amigo como testigo de ello. O lo que parecían naves espaciales. A saber qué eran, ahora aviones o algo de este mundo conocido no eran, eso sí lo tengo claro.

He amado también a varias mujeres de las que he estado enamorado y también de las que no. Pero siempre he amado intensamente y con respeto. He comprendido que ahora no quiero estar con ninguna mujer porque antes tengo que mejorar mucho de mí mismo, ser mi mejor versión que se dice, antes de poder estar con una mujer que, a su vez, sea su mejor versión. Aunque bueno, eso de la mejor versión es una manera de hablar y muy moderna, además. Pero se entiende lo que quiero decir. Si yo no estoy lo suficientemente equilibrado en todas las facetas de mi vida difícilmente voy a poder mantener una relación equilibrada con una chica y que la cosa dure. Aunque también soy de los que piensa que esa relación puede llegar en cualquier momento y pillarte desprevenido. Ocurre que si no estás preparado para ello entonces es muy fácil que la relación termine por romperse. Uno de los dos acabará por desequilibrar la balanza y terminará por desestabilizarse la relación.

Si hoy muriese habría sido una buena vida. He tenido amor, aventuras, dolor y placer, circunstancias mesuradas y desmesuradas. He podido hacer realidad algunos sueños y otros no, pero hay muchas cosas que me quedarían en el tintero por saber. ¿Cómo sería una relación de pareja a largo plazo? ¿Qué pasará con la humanidad, terminará liberada o completamente esclavizada? ¿Cómo lo iban a pasar mis familiares cuando yo no estuviese? Son algunas de las preguntas que me pregunto ahora así, a lo rápido, digamos. Como conclusión diría que ha sido una gran vida y que he aprendido muchas cosas, aunque menos de las que me hubiera gustado aprender quizá, tal vez, no lo sé con total certeza…

Ian

Evolución

Qué vasto el océano de tiempo inmemorial por el que “avanzamos” hacia una entelequia de evolución que no sabemos qué objeto tiene, pero que sí sabemos que es y que opera constantemente. Todo tiene que evolucionar hacia algo, sea “mejor” o “peor”, eso depende de quién lo mire, como todo. Se supone que la evolución ha de ser a mejor o esa es la sensación que se tiene cuando se piensa en un ser muy evolucionado, por ejemplo. Ahora está muy de moda ser la mejor versión de uno mismo. Está claro que vamos cambiando. Cuando tenía 3 años no era como soy ahora ni como seré cuando tenga 50. Todo muta, cambia. Pero ciertas cosas permanecen, como la esencia de lo que somos que es siempre la misma. Más tapada o menos tapada, pero siempre la misma.

Por mutar mutan hasta los recuerdos. Cuantas veces hemos recordado algo y resulta que, al cotejar el recuerdo con alguien más que estuvo allí, había cosas que cambiaban y muy radicales a veces. Es raro de cojones todo esto. Si te paras a pensar un poco en ello caes en la cuenta de que, al final, nada de lo que pasa es real ni se quedará, todo pasará. Y uno se pregunta, ¿Para qué la vida? Y la pregunta sigue sin responderse o se responde a sí misma en una vivencia concreta, en un encuentro con alguien especial. Todo es absurdo y a la vez tiene mucho sentido. Estoy ahora escuchando “Brothers” de Thomas Newman y me viene el lujo que es poder estar escribiendo mientras escucho música tan deliciosa con mis cascos y con un fondo en mi segunda pantalla del hotel Ritz-Carlton Maldivas con vistas desde una de sus habitaciones al océano. ¿Qué hubiese escrito J. R. R. Tolkien en esta época y con estas posibilidades tan inspiradoras? Quizá no hubiese escrito nada o más bien poco, porque sería un adicto a la dopamina casi seguro, como lo es la gran mayoría de la población mundial. Aunque bueno, hubiese tenido un espíritu un poco conservador y hubiese declinado gran cantidad de tentaciones y quizá, por ahí, hubiese escrito algo muy interesante. ¿Quién sabe?

Al final soy yo ese Tolkien del futuro (para Tolkien) que está escribiendo humildemente desde su ordenador un sábado de reyes a la hora del café. No estoy escribiendo nada monumental ni que vaya a quedar para la historia de la literatura española. Pero sí que estoy escribiendo algo que me sirve, por lo menos, a mí. Desahogo mis ganas de expresarme y escribir y tal vez mis reflexiones lleguen a alguien que disfrute de ellas. Puedo relajarme y expresar mi gratitud por todo lo que estoy aprendiendo en estas últimas semanas. Expresar también mi gratitud hacia mí mismo por estar cuidándome cada vez más y amándome cada vez más. También estoy presente ante los cambios que se puedan dar debido a este cambio mío interno y espero que eso cambios que se den sean para bien y así serán. Como se suele decir: lo que viene, conviene. Si se vive desde ese prisma la vida es mucho mejor y mucho más llevadera. He estado en los dos extremos, en la apatía más grande del mundo, aderezada de un nihilismo exacerbado con tintes suicidadas y en el optimismo pleno, lleno de alegría y felicidad, con objetivos y metas que cumplir y con toda la vida por delante para desarrollarlas.

Al final no me quedo con ninguno de los extremos. Prefiero el equilibrio del “lo que viene, conviene” y la sabiduría que de ello mana, que de vivir así surge. Bueno, no me enrollo mucho más. Sólo decir que si lees esto y llegas hasta aquí muchísimas gracias por ello y espero no haberte dado la lata mucho. ¡Un abrazo!

Ian

Ayer dejé de fumar

Ayer, día 5 de enero de 2024, dejé de fumar. Desde los 14 años llevo fumando y tengo ahora 44 años. Todo ese tiempo he intoxicado voluntariamente mi cuerpo. Eso me ha llevado a experimentar ciertas cosas, pues también llegué a fumar porros. Documento esto porque, aunque lleve muy poco tiempo sin fumar y puede que se dé el caso de que recaiga (espero que no firmemente), mientras tanto me parece importante dejar por escrito lo que siento ahora y lo reseñable de este día que he vivido de manera especial. Están ocurriendo varias cosas en mi vida que me están ayudando mucho a descubrir otras posibilidades y facetas de mí mismo y eso es algo cercano a maravilloso y aterrador a la vez. Siento que vienen para mí cambios muy profundos que siento que van a ser para bien y que espero poder manejar con consciencia y para un bien mayor.

La sensación de dependencia es una mierda y no quiero sentirme dependiente de una sustancia nunca más. No diré de esta agua no beberé, pero haré todo lo posible por no beber. O, más bien, me soltaré de forzarme a no beber para estar respirando aire alegremente toda mi vida y así sentirme un poco más libre dentro de toda la programación e inclinaciones que tengo por mi naturaleza. Ya sabes, el que nace en un sitio no es igual que el que nace en otro sitio. La morfología genética, las relaciones sociales, la cultura, las influencias, etc. todo ese maremágnum de cosas nos hace ser quienes somos, pero, dentro de eso, nosotros podemos elegir cómo actuamos ante esos estímulos y tomar las riendas de nuestra vida con gestos, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, como se suele decir.

Ser adicto a algo (somos adictos a muchas cosas sin saberlo) es algo complejo y complicado de gestionar para dejar esa sustancia, pero llegado el momento, si se toma la determinación uno se vuelve imparable. Hoy, además, ha muerto un maestro del colegio al que iba de pequeño y él fumaba mucho. Un día me dijo abiertamente que lo dejara. Obviamente no le hice caso, pero hoy, después de haber decidido que no fumaría con el café de la tarde, me entero de su muerte y sale el tema del tabaco. Así que hoy sí le he hecho caso y en honor a él y a mí mismo lo dejo y me libero a mí mismo de esa cárcel. Doy gracias por ello y ahora me toca pasar el mono, pero sé que lo voy a pasar bien. Ya he tenido que pasar alguna temporada sin fumar y lo he llevado bien.

Ian