La paz sabia

Todo está por acabar. No hay nada terminado en este mundo o, si lo quieres ver desde otro punto de vista, todo está terminado sin terminar. Siempre se puede agregar algo más o quitar algo más. Un sinfín de sinfines es lo que redondea la creación en la que estamos. Es algo muy extraño, paradójico, loco si se quiere. Por eso no se recomienda para nada ser perfeccionista. Lo mejor es fluir y notar cuando el flujo debe disminuir hasta cortarse o hasta fluir de nuevo en otra dirección, en otro sendero diferente, más adelante. Ahora mismo, por ejemplo, estoy escribiendo todo esto de una manera fluida, sin tener un esquema previo o una idea clara sobre lo que voy a escribir. Suelo hacer eso bastante a menudo y luego quedan escritos que, por lo menos, se pueden leer y dicen algo. Es muy importante saber desde dónde se hacen las cosas y yo hago estos escritos desde la voluntad de crear sin forma predispuesta. Es una manera de llamar a grandes corrientes de pensamiento e invitarlas a crear conmigo.

Pero el hilo fundamental es mío, eso sí. Mi esencia se tiene que transmitir puesto que soy yo quien está escribiendo. Ahora mismo huelo a palo santo y siento cómo quieren fluir las palabras para transmitir diversas sensaciones, sentimientos, contradicciones, etc. Este año que entra va a ser muy curioso en cuanto a varias cosas. Primero la tecnología, que nos va a sorprender por su desarrollo y por las cosas que va a desarrollar. Ojalá se liberara la energía libre, pero para eso todavía queda un poco. Mientras tanto vamos a ver gadget de lo más variado y con utilidades muy interesantes. También irán en torno al control. Como sabéis, todo tiende estar cada vez más controlado y fiscalizado. También van a aparecer nuevas corrientes de pensamiento, quizá ligadas a la tecnología, como gurúes tecnológicos y de tendencias que moverán a millones de personas de un lado a otro, pero sin lograr grandes cambios a mejor, la verdad. Iremos viendo, tal vez alguno nos sorprenda con algo realmente bueno.

Total, todo esto es crear cultura y cada vez me gusta menos porque está visto y comprobado que tanto la cultura como la incultura traen desasosiego y malestares tales como la depresión, la ansiedad, etc. etc. Creo que hay que conectar como sea con el espíritu propio y desde ahí vivir la vida, anclado en el espíritu y todo lo demás vendrá por añadidura. Así comprenderemos la vida y el mundo y las aceptaremos tal y como son llegando a la paz por fin, a la paz duradera, a la paz sabia.

Ian

Dueño de mí mismo

Perdido en el deseo no es el estado en el que quiero estar. Quiero estar en un estado de libertad, de soberanía y de alegría. Un estado en el que yo soy el dueño de mi mismo, por lo menos en un 90% del tiempo o más, aunque lo suyo sería 100%, pero eso es algo que se antoja muy complicado. Por momentos me siento tentado y por momentos me destiento. Es un tira y afloja extraño que nunca he vivenciado. Pero si ya he llegado hasta aquí voy a por todas, sí señor. Libertad ante todo, que nada nos someta. Puede ser que sea un valor de los más importantes para mí, pero porque no lo he vivido lo suficiente, creo. En relación a otras personas sí que me he sentido muy libre, pero realmente no lo he sido como debería. Ser dueño de mí mismo es lo que más me está costando y en ello estoy.

Puede que lo escrito más arriba suene un poco a galimatías, pero es que siento un galimatías en mí mismo de alguna manera. También es verdad que estoy aprendiendo recientemente a ser dueño de mí mismo de manera más absoluta, con lo que ello conlleva. Por lo que el orden no es mi punto fuerte en este momento. Más bien el caos que precede al orden es lo que estoy viviendo, sobre todo interiormente. De cara al público estoy bien porque me mantengo bien. Tampoco es que por dentro esté en una guerra épica ni nada por el estilo, sólo inquieto y con el talante un poco tocado, pero es normal. Mucha gente en mi situación estaría de los nervios y consumiéndose por dentro. La verdad es que estoy muy bien para cómo podría estar y me alegro por ello, porque está resultando más fácil de lo que pensaba.

Ahora voy camino de ser libre plenamente algún día de estos y cada día lo veo más cercano. Gracias en parte a mis referentes que me han aportado la inspiración necesaria para dar los pasos necesarios y romper cadenas. Todavía me quedan, pero esto ya es un efecto dominó imparable y para bien, un círculo virtuoso. Qué alegría poder decir esto. Sé que tendría que haberlo dicho mucho antes, pero no se dieron las circunstancias para ello ni tenía la voluntad para poder crear realidad en ese momento. Pero sí acumulé ganas y conocimientos que me han llevado hasta donde estoy y a superar como estoy superando esta situación. Gracias a asumir que me iba a ir muy bien y que iba a estar sin mono casi no he tenido mono y me siento muy feliz de estar libre del tabaco por fin.

Ian

Navegando

Estoy navegando un estado del ser nuevo para mí. Por ser tan viejo es nuevo y por ser tan nuevo me hace sentir viejo. Poco a poco voy recuperando los olores, las texturas, los sabores. Todo comienza a respirarse mejor, a olerse mejor. También saboreo mejor y todo sabe más profundo, aunque los sabores de ahora sean tan químicos y falsos en general. Algo hay por ahí en la despensa que sabe a como la comida sabía antiguamente, antes de los transgénicos de mierda. A la vez siento que estoy saliendo paso a paso al paso de una nueva forma de caminar, de pasear. A una nueva forma de sentir, de pensar, de expresarme. Algo más genuino, más mío, más yo, como si un espíritu antiguo, el abuelo tabaco, me estuviese diciendo adiós, despegándose de mí poco a poco, como sin querer irse. Hay que tener en cuenta que un fumador es un cliente del tabaco y hace, por su clientelismo, que se cultive tabaco. Por lo tanto, al tabaco le hace falta el fumador para ser cultivado en masa. De otra manera sería una planta más dentro de todas las plantas y ahora es famosa gracias a los clientes que tiene (que son millones).

Lo que decía, el espíritu me va soltando poco a poco, pero me pide una y otra vez que vuelva a inhalar el humo que le volverá a meter en mi cuerpo. Yo le digo, muy amablemente, que no, que se vaya a tomar viento fresco de la montaña más alejada de aquí y que le vaya muy bien. Tomándomelo así, como un juego, una historia que está ocurriendo en mi cabeza, puedo sortear mejor el mono de no estar fumando. Tengo tabaco por si quiero fumar y el no fumar se torna desesperante, pero a la vez no tomarlo y no fumarlo es un gozo porque mi voluntad está por encima del espíritu del tabaco y la sumisión de años que me hizo tomar el propio tabaco. Aunque siempre fue voluntario, cada cigarrillo fue voluntario. Una cosa que he aprendido de fumar de liar es que uno puede hacer algo que tenga integrado como hábito en las condiciones más extrañas y hacerlo bien.

Yo me liaba un cigarro, aunque hiciera un levante digno de Tarifa. En plena oscuridad también me podía liar un cigarro y, muchas veces, me lo liaba y ya lo tenía en la mano y no me daba ni cuenta de que me lo había liado y pensaba: ¿Alguien se lo ha liado por mí? Hasta ese punto un hábito automatizado puede ser poderoso y movernos a hacer cosas queramos o no. Por eso es importante estudiar muy bien el hábito nuevo que se quiere incorporar, de qué partes está compuesto, para qué sirve y si es positivo para nosotros en ese momento del tiempo o no es conveniente adoptar. Algo que debería haber hecho con el tabaco y que no hice y me he tirado 30 años fumando. Qué absurdos somos los seres humanos, yo en particular. Pero bueno, un megahábito (fumar durante 30 años sería un megahábito) te enseña qué incorporar después como hábito que se vaya a convertir en un megahábito y que sea constructivo para la salud y para la vida en general. Ya veremos qué surge de ahí.

Ian