Escuchar mientras se lee…

Qué difícil sostener la mirada en ti, con punzadas al buscar tu piel y luego retirarme hacia otro lugar. Verter mi atención en mil detalles, buscando cómo adentrarme en tus paisajes. Escuchar y saber que algo hay que debo estar haciendo mal y sé que son muchas cosas, desde el principio y queriendo. Así evito a la marabunta que me heriría de muerte o que me dejaría para los restos, como se dice aquí donde vivo.

Si cantas porque cantas, si bailas porque bailas, si sólo eres tú porque eres tú y entonces qué puedo hacer si no es mantenerme ausente, lejano, todo lo frío que soy capaz de ser, porque la otra opción siento que no me la merezco. El síndrome del impostor me asedia por varios flancos y tú eres uno de ellos. Pero la guerra es mucho más compleja que todo esto aquí escrito. Llevamos Eones con la misma danza y es que no podemos danzar de otra manera, la ilusión está hecha de ilusión y no puede tener otra materia prima ni otras leyes que la conformen. De tal manera, hay que bailar la danza tal cual está determinado, aunque luego parezcan infinitas danzas.

Y hoy me siento inspirado. No se puede decir que tenga más energía que otros días, pero sí que te he visto y que has arrancado en mí recuerdos de otros tiempos, de otras existencias. Al final sé que soy yo disfrazándome y haciéndome pensar que hay más seres a parte de mí, pero me gusta caer en la trampa una y otra vez. Aunque quizá sea como con el tabaco, que llega un día en que le dices adiós muy buenas y san se acabó. Yo creo que es así, porque si es así con el tabaco es así con todo, no puede ser de otra manera. Hay cosas que serán más grandes y otras más pequeñas. Unas que nos conmueven a unos niveles monumentales y otras que pasan desapercibidas como una brizna más de hierva en los céspedes de un parque gigantesco.

Y todo esto para describir cómo he viajado mientras escuchaba tus palabras que dibujan en mi sonrisas, asombro o serenidad, pero que están ocultando en los dos unas ganas locas de acercarnos más, cada vez más, para un día dejar de hablar y entonces comenzar a hablar. Pero bueno, todo está en mi imaginación si yo así lo creo y quien soy yo para decir otra cosa. Yo me estimo, pero no me sobreestimo. Tampoco me infravaloro, es más bien que comienzo a darme cuenta de que no soy más que otra brizna de hierva en el parque, o una ola de agua en el océano vasto de la ilusión de creer que soy una ola, cuando en realidad, siempre fui el océano.

Ian

Recorrerte

Escuchar mientras se lee…

Suave recorrerte con la punta de mis dedos. Cada palmo, cada diferencia en el camino. Recorrerte con todo mi amor. Recordando vidas anteriores, otros amores que, al final, eran el mismo. Dibujarte con la imaginación y llevarlo a la práctica para llegar a las profundidades. Que tú y que yo lleguemos a lo más hondo de nosotros mismos desde nosotros mismos. Gracias a la voluntad divina de unirnos, gracias a la potestad de nuestra alma de reconocernos y gracias a la vibración oportuna que nos dijo “ahí está”, podremos bailar durante un tiempo en este mundo. Bailar juntos y tocar el más sublime de los estados humanos posibles. Pasado ese estado están los estados no humanos, a los que sólo se puede llegar perdiendo la forma humana.

Notar cada parte de tu ser y saborear la sensación de manera que se quede conmigo para siempre o, por lo menos, durante un tiempo lo suficientemente largo que me haga iluminarme y llegar a mi hogar, aunque sea mirando desde afuera. Sé que contigo todos los viajes son posibles o, mejor dicho, los viajes posibles los emprenderemos juntos y los disfrutaremos, sobre todo los viajes hacia adentro, que es el sitio más lejano que hay.

Y, al final, lo que más haremos será viajar entrelazados hacia la cumbre de las cumbres, donde nos daremos cuenta que somos el océano experimentándose a sí mismo desde una ola, o el continente experimentándose a si mismo desde una cumbre. Y, al final, qué más da todo. Se podría destacar el paraíso en la tierra que traeríamos tú y yo de subir a esa cumbre, pero sólo sería algo aparentemente destacable y, seguramente, para nosotros dos solos. Además, mirándolo fríamente, sólo sería para uno, como siempre, si es que es así la cosa. Para mí es lo más plausible, que todo sea para uno, todas las cosas, las situaciones, las experiencias, los gozos y los dolores, todo para uno. Podría ser también como en lema “Unus pro omnibus, omnes pro uno”, uno para todos, todos para uno… Todo sea por vivir de la forma más consciente posible cada momento y que esos momentos estén cargados de amor a ser posible, amor consciente. Dentro de las posibilidades de cada uno y de los devenires de todo el maremágnum de condicionantes y flujos de energía que nos mueven a actuar y ser de una manera concreta cada vez.

Ian

¿Qué pasaría sí?

¿Qué pasaría sí existiesen civilizaciones semejantes a la humana que interactúan con nosotros, pero desde la clandestinidad? Imagino civilizaciones de seres que de alguna manera se alimentan de nosotros y nos parasitan (y digo eso porque no salen a la luz motores como el motor de agua, o baterías de generación espontánea de energía o curas para el cáncer, por ejemplo. Sus descubridores son siempre asesinados) y con una tecnología años luz por encima de la nuestra. Dominan por ejemplo el tiempo y el espacio, la biología de toda la Tierra y, por supuesto, eligen cuánto viven los seres humanos aquí, cada cuál según su operatividad en la granja.

A su vez, estos seres tienen códigos “morales” que los llevan a actuar de ciertas maneras en el trato hacia los humanos, lo que hace que algunos humanos los consideren benignos. Hasta cierto punto podrían considerarse así pues están obedeciendo a algo mayor que ellos, a fin de cuentas, y no sabemos por qué los designios son así en el universo. Por qué este universo es depredador, por ejemplo. Por qué los seres tienen que estar en una guerra constante por los recursos y la “evolución” y, si existe la evolución, ¿por qué no somos ya cuasi perfectos? ¿Existe algún estado del ser en que uno se libere de todo esto?

Según parece hay seres humanos por ahí que no comen, que llevan años haciendo ayuno, de agua y de comida. Esto parece una locura, pero, y ¿si es verdad que lo están consiguiendo? ¿Y si no hace falta comer como estamos acostumbrados? Puedes buscar por ahí, se llama Inedia. No sé, al final cada uno encuentra lo que es capaz de encontrar y al nivel que es capaz de profundizar en dichos hallazgos, digamos. Así que no importa mucho qué civilizaciones puedan estar sometiéndonos y ralentizando nuestra evolución o si en realidad hay que evolucionar como nos cuentan que hay que hacer.

Ian