En occidente…

… parece que están cambiando cosas con respecto a las relaciones hombre-mujer. Por lo visto los hombres, con una tendencia cada vez mayor, estamos dejando de flirtear con las mujeres, ya que flirtear con una mujer parece algo cada vez más peligroso. Que si te pueden denunciar y puedes llegar a ir a la cárcel por “acoso” y este tipo de cosas. No se sabe bien si la mujer a la que te estás acercando va a denunciarte o no, así que mejor no probar suerte…

No sabemos bien qué consecuencias va a traer esto, pero para mí es algo natural puesto que las actividades humanas son todas naturaleza, por muy artificiales que parezcan. Imagino que habrá una adaptación a la forma de ligar, digamos. Serán las mujeres las que se acercarán a los chicos que les gusten o cosas así. Para mí está claro, de todas maneras, que hay una especie de ingeniería social que va en contra de los heterosexuales de soslayo, pues esta ingeniería social o agenda está promoviendo la despoblación humana desde muchos ángulos diferentes.

Pienso en lo que podemos hacer nosotros y poco se me ocurre. Podemos intentar mantener relaciones a la “antigua” todo lo que podamos o adaptarnos dentro de las tendencias y llevar a lo natural lo más posible esas tendencias una vez elegidas estratégicamente. De todas maneras la atracción hombre-mujer heterosexual será un factor que existirá durante todavía bastante tiempo (no descarto que se destruya en el futuro) y provocará que hombres y mujeres heterosexuales sigan flirteando y teniendo relaciones sexuales. Es algo que está asegurado prácticamente hablando. Aunque las tendencias actualmente se adoptan muy rápidamente, esto podría ser la causa de un decaimiento generalizado de las relaciones hasta puntos peligrosos.

Iremos viendo…

Ian

Solitud

La solitud es la soledad buscada, la soledad aceptada. Qué decir de este tipo de soledad. Sobre todo, que es muy interesante, muy dulce en general. Puede tener un punto agrio nacido de una tendencia antisocial quizá, pero siempre desde el respeto hacia los demás. Realmente desde un amor propio que se extiende más allá de uno y que es posible porque ya se ha vivido un trayecto más o menos largo en la vida y en la carga de experiencias que lo llevan a uno a poder estar solo y disfrutar de ello, sacarle el jugo, sentirse hasta acompañado.

Visto desde otros puntos de vista podríamos decir que todos estamos solos en realidad o que el único estado real del ser que existe es la solitud o la soledad. Nos relacionamos con seres que están solos también y creamos una sensación de unión y de comunidad que, en realidad, es una ilusión que no existe. Es algo que se produce en el momento, pero que luego se destruye para volver a aparecer más adelante en el tiempo cuando nos volvemos a reencontrar, etc. Estas reflexiones me llevan a pensar en que la esencia del universo es una soledad gigantesca que, cuando deja de estar completa en su completitud, se llena de vacíos para buscarse a sí misma entre millones de caras y facetas de soledad.

De ahí nacen todas las historias y todas las sensaciones, emociones, pensamientos, etc. Cualquier constructo que pueda generarse como “realidad” aparecerá en ese universo de vacíos y puntos que se buscan creando la ilusión de movimiento y de historia. La solitud entonces es el estado del ser y el no-ser es el único que, en realidad, está completo o acompañado en su soledad eterna e infinita (tiempo y espacio).

Ian

Libre de expectativas

Escuchar mientras se lee…

Puedo entonces caminar en paz. No veo en el futuro nada concreto que buscar y tampoco busco nada en el presente para lograr. Estoy entonces como el niño que juega en el parque, sin pensar en qué cenará o en cuándo dormirá. Estoy jugando, en el momento, al juego del momento. Eso hace que la intensidad de mi juego sea la máxima posible, por lo que mi juego es el mejor posible también. Eso no significa que no me “confunda”. Significa que si me confundo me corrijo y que es mucho más complicado para mí volver a caer en esa confusión. Puede que tenga planes, sí, pero son planes sobre el juego que estoy jugando. Cada juego requiere de unos planes diferentes, o estrategias, si quieres llamarle así.

Luego están los momentos de aburrimiento o de no juego o que parecen de no juego. Simplemente porque a mí me parecen que no son juego no quiere decir que no lo sean. Al final la vida es juego, como el sueño de Calderón de la Barça, pero en juego. Un juego danzado y cantando (por algo tuvo tanto éxito Walt Disney) que es pura matemática rimada. Los momentos de aburrimiento son aquellos que corresponderían a los silencios entre estrofas de un poema que no tiene fin, aunque para nosotros sí lo tenga aparentemente en la muerte.

Sin embargo, la muerte en sí es un nacimiento a otra cosa, creo yo y muchas personas. Cada cuál lo interpreta a su manera, pero ya existen cada día más evidencias serias y contrastadas de que existe algo detrás de la muerte. La consciencia continúa y vivenciamos otro plano. Muchas de estas personas que afirman esto también afirman que los sueños lúcidos o controlados o también llamados “viajes astrales”, son al antesala a la experiencia de la muerte y que, de tenerlos y manejarlos conscientemente (cosa que se puede entrenar, como cualquier otra disciplina) se podría uno adentrar en la muerte de una manera muy diferente a la gigante mayoría de seres humanos que lo hacen inconscientemente con lo que ello puede conllevar para la trayectoria que luego describamos en nuestra siguiente vida. Sea como sea esta siguiente vida.

Está claro que mucho mejor adentrarse en el abismo con consciencia que sin ella. La conciencia siempre es más deseable, aunque en realidad sea todo lo contrario, lo que menos desea la gente en general. La gran mayoría, entre la que me voy a incluir, no amamos demasiado la consciencia de las cosas. Más bien nos dejamos llevar por los acontecimientos y quizá, después de haberlos vivenciado o sufrido, entonces recapacitamos. Rompiendo una lanza a mi favor he de decir que muchas veces he buscado la consciencia sobre un campo concreto antes que el adentrarme a ciegas en un terreno nuevo o resbaladizo. Al final, poco a poco, vamos tomando el camino de la consciencia porque no queda otra. Es la mejor manera para poder transitar lo nuevo y desconocido y hacerlo de la mejor manera posible. Habrá fallos y errores, pero no serán de todo tipo. Un gran abanico de ellos será anticipado y corregido antes de ocurrir, como quien dice. O, mejor dicho, no habrá nada que corregir porque la acción se acometerá correctamente.

Ian