
Esa es la cuestión. Cuando servimos, ¿estamos realmente ayudando o estamos aligerando una carga que el otro debería cargar por su propia cuenta? ¿Desde cuánto se puede considerar que se está sirviendo y hasta donde que se está robando la carga que el otro debería llevar? Es decir, la propia cruz. Cada uno tiene que cargar con su propia cruz por suerte o por desgracia. Es verdad que hay cruces y cruces. No es lo mismo un niño que pase hambre que un niño que viva en la opulencia, no tienen nada que ver. ¿Por qué hay unos y otros? No lo sé, así está distribuido el mundo.
Un mundo distribuido de una manera muy desigual, con fuerzas muy poderosas que quieren que siga así el juego y abiertamente impiden que cosas como la energía libre salgan a flote y comiencen a ser usadas masivamente. La cura del cáncer y de tantas y tantas enfermedades actuales generadas básicamente por acidez de los tejidos e inflamación. Subsanables con una alimentación basada en alimentos puros y básicos como puedan ser los huevos y la carne, algunas frutas y verduras, etc. Pero sin pesticidas. Y más subsanables aún con un ayuno prolongado de varios días que limpiaría nuestro cuerpo íntegramente y lo desinflamaría totalmente.

A la hora de ayudar a otras personas tenemos que tener en cuenta que nosotros somos lo suficientemente buenos como para ello, o sea, que estamos lo suficientemente preparados para poder ayudar a otras personas en lo que sea que vamos a ayudar. De otra manera podemos hacer más daño que bien y dejar a personas que deberían servirse por sí mismas como inválidas. En ese caso yo prefiero no ayudar a ayudar haciendo más mal que bien. Hay seres que prefieren no ayudar en absoluto y estoy de acuerdo con esa postura porque hay tantas derivaciones de ayudar o no ayudar que a veces asusta. Pero está claro que en ciertas situaciones ayudar es algo que hay que hacer.

Mientras podemos aprender muchas cosas y llevarlas a la práctica lo antes posible, eso sí, ya que sino nos congestionamos y nos quedamos atascados. Parálisis por análisis se llama. Yo tengo parálisis por análisis en varias áreas de mi vida y es algo bastante jodido porque parece que nunca se va a poder salir del bucle. Es muy parecido a la sensación que se tiene cuando se fuma y se piensa que nunca se va a poder salir del vicio, por mucho que se intente. Sin embargo, llega un día en que lo dejas y ya, como si no hubiera pasado nada. Y ahí se puede ver que, aunque te ayuden, te den consejos, sigas hipnosis, etc. no te quitas hasta que lo decides de verdad.

Con respecto al tabaco eliges el dolor menor y más recomendable que es no fumar más, frente al dolor de seguir fumando. En las relaciones pasa algo parecido. Se elige hacer algo para dar el siguiente paso diciendo o haciendo algo que cambie el curso de la relación que se está teniendo al principio. Se elige el dolor menor que es el dolor de romper la relación tal cual estaba siendo y cambiarla por otra más profunda o por ninguna. Pero cuando ya no se puede estar más como hasta el momento entonces se hace algo. Es curioso que tengamos que esperar hasta ciertos puntos para mover ficha, digamos, con respecto a lo que sea. Cada uno, además, tiene sus tiempos y energías que le posibilitan hacer algo diferente o no, dependiendo del momento y de las energías que se tengan.
Ian



