Hoy es un día especial, como todos.

Escuchar mientras se lee…

Sin embargo, hoy ha ocurrido algo que no todos los días pasa. He impreso mi primera carta astral maquetada por mí, que no hecha por mí. Ha sido un ejercicio muy bonito y que me ha dado una idea de negocio que tal vez lleve a cabo. Mientras tanto estoy contento con el trabajo realizado y espero que le guste a la persona a la que se la voy a regalar. Es bueno hacer cosas de este tipo, es muy estimulante y nos recuerda verdaderamente para qué estamos aquí. Yo creo que es para vivir experiencias y compartirlas y, a raíz de ahí, refinar el tipo de experiencias que vivimos para sublimar nuestra propia conciencia al experimentar esas experiencias, valga la redundancia.

O quizá sea la propia consciencia que nos va llevando de la mano, poco a poco, hacia la sublimación de todos los estados y lograr así conocer lo que somos. Realmente lo que somos ya está aquí y ahora, no hay que ir a ningún sitio ni a ningún tiempo para estar con lo que somos. Ahora, conocer lo que somos es diferente aparentemente. Un niño no necesita conocer lo que es para ser. Es algo que tal vez busquemos toda la vida y no sirva para nada esa búsqueda. Quizá no haya nada que buscar, ¿para qué? Quizá sintiendo que ya hemos encontrado todo lo necesario desde antes de nacer podríamos liberarnos de las ataduras del buscar, quién sabe.

La cuestión es que, si se mira un poco, tampoco hay que hacer demasiado esfuerzo, se ve que prácticamente todo el mundo (por no poner todo el mundo) se mueve por hambre hacia algo. Existe una avidez por cosas que nos mueve desde que nacemos. Los niños quieren jugar, porque jugando conocen el mundo a su manera y necesitan conocer el mundo para cuando sean adultos. Los adultos buscamos reconocimiento, fama, éxito, relaciones amorosas exitosas y huimos del ostracismo, del estar fuera del rebaño, de la soltería y de la soledad. De muchas cosas huimos y muchas cosas amamos o tenemos hambre por ellas. Sin embargo, ¿qué pasaría si muchas de las cosas de las que huimos fuesen realmente la solución a muchos de los problemas que tenemos recurrentes y de los que no sabemos salir? Ahí lo dejo.

Como conclusión diría que todos los días son especiales porque todos los días ocurren milagros, cosas alucinantes y preciosas. Que las veamos o no es otra cosa. Al final estamos aquí, no podemos irnos a no ser que muramos o nos suicidemos. Así que vamos a vivir todo lo mejor que podamos y, para eso, hay que saber ver esas cosas maravillosas que ocurren todos los días y dar gracias por ellas. Esto puede formar parte de una estrategia de liberación espiritual si no hay apego a ello y se toma como acicate e inspiración.

Ian

Carta a la humanidad, si es que eso existe…

Escuchar mientras se lee…

¿Qué rumbo estás tomando? ¿Hacia dónde te diriges? ¿Estás segura de que por aquí estás yendo bien? Son preguntas que te hago, que me hago, que hago, porque, la verdad, no pinta muy bien la deriva que está tomando la humanidad. Sin embargo, es mi punto de vista y seguro que está errado. Quién soy yo para juzgar semejante cosa. La humanidad está moviéndose como se tiene que mover. Es más, es que algo así como “la humanidad” no existe como tal. Es un concepto que engloba a todos los seres humanos en teoría, pero luego no se pueden agrupar todos los seres humanos en el mismo grupo porque no son ni de lejos lo mismo. Las culturas, las vivencias personales y los devenires ancestrales que están detrás de cada uno de nosotros hacen que existan varias humanidades.

Casi podríamos decir que cada humano es una humanidad diferente. Entonces pierde el sentido el término “humanidad”, visto desde ese ángulo. No sé si tú piensas también que el conjunto de seres humanos, llamados humanidad o como se quiera llamar, va hacia una buena dirección o no. Existen varias teorías al respecto. Hay una de ellas que dice que el ser humano se está escindiendo y dividiendo en dos. Un grupo minoritario de seres humanos están despertando a la vida de manera que están dejando de lado comportamientos y costumbres arraigadas que no son nada saludables en todos los aspectos y, a su vez, están asumiendo nuevas costumbres mucho más saludables en todos los aspectos.

Luego está un grupo mayoritario que se sumerge con más potencia en las inercias mayoritarias que se imponen desde una plutocracia que tiene un poder como nunca antes en la historia ha tenido ningún gobernante. O, a saber, puede que sean impuestas, en realidad, desde una IA que ya es general o por parte de extraterrestres que llevan millones de años haciendo esto con humanidades tras humanidades. El tema es que personalmente veo que la gente se está separando cada vez más. Se están individualizando las personalidades y se está rehuyendo del grupo. Parece que hay alguien, no se sabe quién, muy interesado en dividir y separar a la “humanidad” para lograr alguna suerte de control o criba con algún objetivo que no podemos llegar a atisbar ahora.

Puede simplemente que sea el devenir propio de una civilización mayormente adormecida y sumisa que, en estadios como el actual sufre de este tipo de manejos y tejemanejes. Con el tiempo (no sé si yo lo veré) se verá qué estaba pasando a día de hoy y por qué estaba pasando, si es que no borran esa parte de la historia como ya lo han hecho con otras partes de la historia (véase la desaparecida civilización de Tartaria).

Ian

¿Qué tiene la música que es tan…?

Es sólo variaciones en el aire, vibración acompasada, a ritmo. Sin embargo, eso que es tan sencillo, tan efímero, tan poca cosa, es un mundo entero. Existen músicas que te transportan a otros mundos, a otras historias. Pueden ser tan conmovedoras que llores o que se te erice la piel y tengas escalofríos. Pero, para mí, lo más importante es que le da un sentido a la vida, por lo menos a mi vida. Sé de gente que no escucha música para nada. Más de la que parece. Allá ellos…

Ahora estoy escuchando a Sarah Jaffe, su canción “Clementine” y me parece preciosa. Canciones así me transportan a otras épocas, pero también me hacen vivir esta con intensidad. Hay una magia especial en la música. Tú no lo notas, pero he salido a cenar con unos amigos y he dejado el escrito a medias. Estaba hablando de la música. ¿No es algo maravilloso? Es totalmente invisible y, sin embargo, es capaz de conmocionarnos.

Tiene el poder de irritarnos o relajarnos. Incluso puede hacernos dormir. Nos transporta a otras épocas y nos trae recuerdos muy concretos sobre vivencias que tuvimos una vez. Es algo mágico, pero también tiene su lado de magia oscura. Se pueden inducir culturas enteras con la música, cambiando gustos o sugiriendo estilos de vida concretos. Mal usada y bien usada, en ambos casos, es algo poderoso.

Ian