¿Qué somos?

¿Te ha pasado alguna vez que no sabes muy bien qué eres? Me explico, porque no hablo de sexo, como imagino que mucha gente habrá pensado. Hablo de no saber qué eres como ser… Darte cuenta de que no encajas como ser humano, pero tampoco como un robot desalmado de los que hay millones. Darte cuenta de que hay algo en ti que es muy diferente a la media y no sabes muy bien qué quiere decir, si perteneces a una especie a parte o qué. Sé que muy poca gente sabrá a qué me refiero o inclusive nadie, pero yo sé lo que digo.

Se trata de notar que eres como un bicho raro entre los bichos raros, por ejemplo. He conocido a gente de lo más variopinto en mi vida y sólo he tenido sensación de hermandad con algunos pocos, muy pocos, en el sentido de sentirme cercano a ellos. Como si fueran de mi familia, de mi tribu de espíritu. Pero como yo, no he conocido a prácticamente nadie. No puede ser que sea tan diferente a la media. Y no digo que sea mejor ni peor. De hecho, es peor en muchos aspectos ser como yo soy, porque te sientes muy solo y muy incomprendido por la gigante mayoría de personas que conoces.

Pero bueno, esta es sólo una anécdota más entre tantas anécdotas que tengo en mi vida. No me quejo ni me lamento, sólo lo analizo y lo comparto con quien quiera que lea esto, que me parece que nadie lo lee… Bueno, si estás leyendo y has llegado hasta el final y te sientes así también, házmelo saber en los comentarios ¡Gracias por estar ahí!

Ian

¿Quién será?

¿Quién será la persona que te cambie la vida para bien? Podrías ser tu mismo. Pero yo me refiero a esos casos extraños en que encuentras a una persona que revoluciona toda tu vida para bien, te inspira, te sirve de guía, de apoyo y genera autoestima en ti mismo. Sé que puede ser un reflejo de uno mismo, que se vea en la persona lo que realmente llevamos dentro de nosotros y por eso afloran esas cosas y no otras. Con otras personas afloran otras cosas, pero como son más lúgubres, más sombrías, no las tenemos en cuenta igual. No son motivo de alegría, digamos.

Esa persona no tiene por qué ser un amor, aunque lo puede ser. Puede ser una especie de maestro, o un amigo o amiga que es un ejemplo a seguir. Tengo varios amigos y amigas así, gracias a Dios. La energía que nace de una interacción con una persona así es bellísima y se da en contadas ocasiones en la vida. Marian Rojas Estapé las llama “Personas Vitamina”. Sea como fuere, esta vida tiene pocos momentos de cielo, digamos y encontrar y pasar tiempo con una persona así serían momentos de cielo, para mí.

Al final estamos obligados a vivir hasta la muerte, así que roguemos por que encontremos a personas así en nuestra vida que nos ayuden a impulsarnos y ver la parte de nosotros que no solemos ver, no para sufrir, sino para llenarnos de alegría y de sabiduría. Expandirnos como seres vivientes llenos de vida, en lugar de estar taciturnos y casi zombi. Yo he pasado mucho tiempo estando zombi, pero eso se acabó. Llegó un momento en que me harté y comencé a ponerle remedio. Salí del atascamiento, del sinsentido. Ahora, todo ese tiempo me ha servido para saber qué quiero hacer en la vida, como quien dice. Qué quiero hacer ahora, porque los seres humamos podemos hacer muchas cosas y en el futuro podría querer hacer otra cosa o algo más, no sé.

Por ahora estoy muy contento con mi vida tal como está. Sé que esto no le interesa a nadie, pero como esto no lo lee nadie, pues no pasa nada jejeje. Es verdad que hay varias cosas que quiero cambiar y en ello estoy. Las inercias de muchos años siendo de una manera hay que contrarrestarlas con inercias mentales que vayan en sentido diferente, no tiene por qué ser opuesto. Procurar mantener una disciplina lo más férrea posible marcando la nueva pauta y, sobre todo, hacer no-haceres, que es cambiar de un día para el otro costumbres y adoptar nuevas situaciones y formas de hacer la misma cosa. Por ejemplo, aprender a escribir con la mano que no escribes y pasarte un tiempo escribiendo con esa mano. Aprender un idioma o aprender a tocar un instrumento musical.

Ian

Época tremenda

Vivimos tiempos raros, tiempos muy rápidos, tiempos extraños. Vivimos en un momento de cambio que no se sabe muy bien dónde nos va a llevar. Según parece, va a llevarnos a una nueva forma de sociedad más justa, más horizontal, más equitativa y equilibrada. Mejor, en pocas palabras. Ojalá. Sólo digo ojalá. Porque si nos lleva a la otra vía mejor ni esbozarlo aquí. Pienso que mucha gente está siendo consciente en gran medida de los engaños a los que hemos sido sometidos a un nivel brutal y se están dando cuenta de la “verdad” o de algo más de verdad con relación a lo que antes manejaban.

Está claro que cuando una pieza del dominó cae, suelen ir las demás detrás, o las cartas del castillo de naipes, como quieras. El tema es que estamos viviendo unos tiempos trepidantes, cada vez más rápidos, cada vez más cambios. Creo que vamos a llegar a una singularidad, como muchos afirman. Quizá en esa singularidad nos paremos todos y veamos qué está pasando en el mundo y con nosotros. No sé qué va a pasar en realidad, pero tiene pinta de que algo muy grande se avecina y que nos va a cambiar a todos para siempre y espero que para bien.

Al fin y al cabo, estamos viviendo el tiempo de los espejos y los espejos son, creo yo, las pantallas. Pero también nuestros semejantes y nosotros mismos auto observándonos. El mundo es muy raro, hoy lo comentaba con una amiga. La vida es muy rara. Pero es una cosa maravillosa también, si sabes verlo. Aunque, la verdad, es muy dura también en ciertos momentos, pero por algo será. Pienso que todo es por algo, que todo tiene una razón o, de la misma manera, que no tiene razón de ser nada. Pero no existiría el orden y concierto que existe si no hubiese una razón para ello, una inteligencia muy superior a nosotros que vela por nosotros, que guía el mundo a través de cada uno.

Los chamanes toltecas le llamarían “El Nahual”. Y si limpiamos nuestro vínculo con el Nahual podríamos lograr casi cualquier cosa. Sin embargo, yo sólo quiero lograr una vida en paz, disfrutar de las cosas sencillas y aprender de ellas lo más posible. Saber ver en lo sencillo, en lo sutil, en lo elegante. Que me enseñe sobre el mundo y sobre mí, pero en paz. Fluir en paz y con alegría el resto de mis días y sacarle el máximo provecho a mi existencia, pero sin forzar nada.

Ian