
¿Dónde estamos? ¿Qué es esto que llamamos vida y, aparentemente, nadie tiene la respuesta a esta pregunta? ¿De qué se trata en realidad la vida? Vivimos normalmente pasando por alto estas preguntas, no queriendo hacérnoslas. Y es normal, porque generan bastante inquietud. Hemos creado una civilización que nos hace olvidarnos constantemente de estas preguntas y nos envuelve, cálidamente o fríamente, dependiendo de las circunstancias, en situaciones y con personas que nos hacen olvidar esta trascendencia. Es verdad que no se puede mantener todo el tiempo un estado de “filosofía” perpetua, digamos, pero tampoco es nada aconsejable mantener un estado dormido y ausente de los asuntos primordiales de la vida.

Es curioso que, cuando planteas este tipo de preguntas en un grupo social normalmente va a darse un rechazo bastante grande. La gente en general, no todos, pero sí una mayoría, huye de estos planteamientos. Pueden hasta ponerse agresivos si insistes en contemplar dichas ideas. Y es que, como en la película Matrix, estamos rodeados de agentes Smith que no permitirán que te salgas de la caja fácilmente.
Existen seres humanos, sin embargo, que son capaces de abordar estas cuestiones y vivenciar las respuestas en sus vidas, al parecer. Yo creo que sí, que existen estas personas, pero que, como es normal, viven aparte, en secreto. No revelan los hallazgos, los guardan más bien para la gente que demuestre realmente estar preparada y, para eso, han de pasar por exámenes muy específicos, estoy seguro. Así pasa en la masonería, por ejemplo, y en otras logias de conocimiento.

La cuestión es si un ser humano solo podría acercarse o incluso traspasar la respuesta a estas preguntas y lograr la llamada Iluminación, si es que es lo que busca. El ejemplo está en Buda. Él, atrapado en lujos y placeres para precisamente no encontrar nunca respuesta a estas preguntas, logró la iluminación por sí mismo. Pero cuando uno se acerca un poco a estos caminos tan poco transitados lo abismal se asoma rápidamente y la sensación de frío, miedo y también terror es bastante acuciante y ominosa. Así que nada, si no quieres plantearte estas cuestiones es comprensible. Hace falta mucho valor para hacerlo y más para adentrarse por esos caminos.
Ian







