¿Para qué la vida?

Muchas veces me he preguntado esta pregunta. Ahora, a la luz de la filosofía Advaita la veo de otra manera. Más como, ¿Por qué no la vida tal cual es? ¿Por qué cuestionarme la vida? ¿Sirve de algo acaso? Los animales no se cuestionan. Está claro que no es cuestión de ser un animal, pero sí quizá aprender de ellos la presencia, el estado de aquí y ahora que vivencian todos. Están a sus quehaceres y no se preguntan por nada, que sepamos. Por lo menos la reacción que tienen no es de que se pregunten nada.

Tal vez nosotros tenemos que preguntarnos porque nos corresponde en este estadio de la vida. Quizá llegue un momento en que nos colmemos de preguntarnos porque conozcamos todas las respuestas. Pero siempre habrá quién dude de esas respuestas, aunque sean aprehendidas telepáticamente y sin ningún lugar a dudas. Siempre hay lugar para las dudas. Lo que ocurre que eso no permite la paz total. Quizá es que no tenga que existir la paz total.

Pero bueno, no importa. Estamos a finales del año 2024 y yo aquí rallándome, como siempre y quizá rallando a alguien más, que es peor. Espero que no sea así. Si estás leyendo esto, no me hagas mucho caso. Me gusta escribir lo que va surgiendo y normalmente surgen galimatías que me pregunto, que me acechan, pero que no sirven de mucho en la vida práctica, vamos. Al final lo que importa es lo práctico, sobre todo, ya que es lo que nos permite medrar en la vida. Está claro que lo filosófico sirve, pero a unos niveles que se plantean en pocas existencias, la verdad sea dicha. La mayoría de la gente no filosofa, es lo que hay.

Ian

Hoy es un día 29

Últimamente los días 29 han sido un tanto aciagos para mí por diversas razones. Sin embargo, hoy ha sido un 29 conciliador y generador de cambio a positivo. Eso está muy bien porque recuerda que los ciclos cambian y que nada permanece. Al final nos movemos por ciclos de alguna u otra manera. Pero para no quedar atrapados, estos ciclos parecen abiertos a nuevas formas de expresión que permiten la liberación de atrapes que pueden durar una vida entera si no se les cambia el sentido o se resignifican.

Hoy es un día 29 y ha sido un día bonito. Que sea un día bonito o no depende de cómo lo vea, en realidad. Aunque bueno, si se da un apocalipsis zombi, por ejemplo, ese día no es muy bonito o costaría mucho verlo como bonito. Lo bonito y lo feo se relacionan entre sí como dos extremos de una graduación de lo mismo. Dentro de la fealdad se puede encontrar belleza y dentro de lo bello fealdad. Es un juego, como con el frío y el calor. Qué es frío y qué es calor. Hablamos del principio de polaridad. “Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; semejante y diferente son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi verdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”.

Así que un día malo puede resultar en bueno y viceversa. Nunca sabemos qué nos deparará un día, un escrito o una conversación con un amigo. Es un juego muy extraño este de la vida, si es que lo quieres considerar como un juego. Es un tanto macabro a veces, pero también es muy bueno muchas veces. Depende mucho de dónde pongamos la atención. Está claro que una persona que está pasando por una situación difícil no puede poner la atención en cosas bonitas o la pondrá poco. Primero tiene que superar esa situación para poder ver lo bello (esto en general, porque hay gente que en toda situación ven lo bello y lo bueno).

Total, que al final la vida es como es (yo por lo menos no sé cómo es) y vivimos transitando un hilo de cordura aparente basada en la cultura y lo que hemos aprendido de los nuestros y de nuestro entorno y a eso le llamamos vida. Ahora con internet se están abriendo un poco los horizontes de las concepciones vitales y uno puede contrastar formas de vida diferentes y conocer cómo viven y enfocan la vida esas personas. Ahora, estoy seguro de que habrá ciertas personas que estarán censuradas, como todo, para que no puedas saber cómo viven.

Ian

La cultura del hacer

Hay que ser productivo. Hay que hacer, hacer y hacer, sin pensar, sin más, hacer por hacer. Cuanto más hagas más valor tienes. Y si lo que haces te da dinero mejor, cuanto más dinero mucho mejor todavía. Hasta meditar es un hacer en nuestra cultura. Yo tengo puesto un aviso para meditar a las 21:30. Estamos locos, yo el primero, ¡eh! Todo compartimentado, medido, calculado, hecho, programado, estabulado, pero nunca estamos conformes, siempre hay algo más que hacer, siempre hay algo más por mejorar. No podemos ser tal cual somos, sin más. Tenemos que ser nuestra mejor versión.

Hay que salir de la rueda de la rata, dicen. Pero salen de una para entrar en otra, es increíble. Y yo me incluyo en esas ruedas de la rata. Prisa y más prisa, hay que “aprovechar” el tiempo. El tiempo es lo más valioso que tenemos, no podemos “desperdiciarlo”. ¿Por qué hacer cosas no es desperdiciar el tiempo y estar sin hacer nada es desperdiciarlo? ¿Quién dice que eso es así, que eso es ley? ¿No estaremos haciéndole caso a unos cuantos locos que quieren que el sistema funcione como hasta ahora y no cambie el paradigma imperante? No sé, sólo son preguntas que me hago. No quiere decir que tenga razón ni mucho menos. Quizá sea bueno estar haciendo y haciendo todo el rato sin parar ni un segundo, no sé.

Puede que estar con ansia vital constantemente sea bueno, no sé para quién, pero parece que es bueno. Hay que ser productivo al 100%, hacer mucho y hacerlo bien. Métodos de producción, métodos de organización del tiempo y distribución de tareas. Paneles de visión donde planteas tus deseos a futuro, como quieres vivir. Eso puede que esté bien, no sé. Total, que es una marabunta en la que vivimos. Una marabunta que nos quita las ganas de vivir, que da casualmente cada vez más depresiones, suicidios y toda clase de ansiedades neurosis.

Ian