Fake until you make it

Fíngelo hasta que lo hagas… Es una filosofía que viene de EEUU pero que, en realidad, proviene desde el principio de los tiempos. Finge que andas hasta que andes. Finge que lees hasta que leas. Finge que montas en bicicleta hasta que montes en bicicleta. Finge que vales para el trabajo hasta que valgas para el trabajo. Finge que eres escritor hasta que puedas decir que eres escritor. Como dice otro dicho, nadie nace sabiendo. Así que hay que aprender sobre la marcha y ya, luego, se podrá decir que eres tal o cual cosa.

Es curioso cómo funciona el mundo. Luego nos dicen que no mintamos. Aunque fingir no sería realmente mentir. Sería ser un poco de lo que se pretender ser y serlo más todavía en la mente. Y luego, poco a poco, se va siendo más en el cuerpo, los sentimientos, etc. y menos en la mente, porque lo aprendido se automatiza. Es como escribir a máquina. Al principio hay que fingir que se teclea correctamente habiendo aprendido previamente cómo se teclea. Al final se teclea correctamente y se hace automáticamente.

Lo que me pasa a mí ahora es que me duele el golpe que me di y tengo que dejar de escribir si quiero que no me duela más. Así que dejo esto hasta aquí que creo, además, que ha quedado suficientemente claro.

Ian.

Vulnerabilidad

Cuesta mucho mostrarse vulnerable. Con tantos peligros y posibles enemigos que existen en el mundo no es cuestión de mostrarse vulnerable. Además, la experiencia enseña que te saltan al cuello si lo haces. Pero realmente mostrarse vulnerable es un alivio y un gesto de fortaleza en determinadas situaciones. Como todo, creo que hay que tener un equilibrio, que, como diría Buda, en el camino del medio está la virtud. Por lo tanto, hay que mostrarse vulnerable, sí, pero no siempre. Pienso, y corrígeme si me equivoco, que debe ser algo lo más natural del mundo. En una situación de peligro, por ejemplo, mostrar vulnerabilidad radical puede hacer que el otro vea la fortaleza y seguridad en ti y desista en sus ganas de atacar.

También está el caso de las redes. En mi caso no sé qué es tener a miles de ojos pendientes de ti y a cientos diciéndote de todo menos bonito, pero debe ser algo bastante pesado de llevar. Por eso quizá no tengo esos miles de ojos pendientes de mí porque no estoy a la altura y, la verdad, gracias a Dios por ello y por ahora. No diré de esta agua no beberé, pero al final mostrar vulnerabilidad en una situación así puede hacer que los famosos “haters” no te odien tanto o no tengan por donde atacar.

Al final todo es un juego y cada uno juega como buenamente puede. Unos muestran más vulnerabilidad que otros. Los hay que muestran directamente los dientes y tienen siempre un carácter agriado y violento. Otros son medio medio. Hay de todo en este mundo, pero sí que es verdad que mostrar según qué tipos de comportamientos y formas de relacionarse beneficia más o perjudica más en todo. Tanto en la relación con los demás, como en la relación con uno mismo. Cuanto más auténtico se sea mejor en todos los ámbitos, pero hay muchos miedos e inseguridades (que al final provienen de miedos) que impiden esa autenticidad. Es cuestión de ir superándolos…

Ian.

Anhelar sin saber a quién…

Hay veces que anhelamos a alguien, pero no sabemos a quién. Por lo menos a mí me pasa. Tal vez esté anhelándome a mí mismo, a la parte de mí que todavía está oculta y en las sombras. Ahí está la solución, lo que pasa que hay que meterse en el barro para llegar a conocer esa parte y apetece poco, la verdad. Sin embargo, últimamente estoy acercándome más a esa parte. Por una cosa o por otra me estoy sumergiendo en el barro y me está sentando bien. Todavía tengo que ahondar más en profundidad, pero es como el que se ha metido en el mar hasta la cintura, ya sólo queda zambullirse de pleno.

Tal vez si me hundo en lo más profundo de mi ser, cuando salga ya no tenga que anhelar a nadie o quizá lo que haga es encontrar a la mujer que me acompañará toda la vida. No sé, la verdad. Iré viendo según pruebe y pruebe. Porque al final esta vida es eso en gran parte, prueba y error y cada uno a su velocidad y no parece que la cosa se pueda acelerar o frenar. Si se acelera es porque tenía que acelerarse y viceversa. Así que el asunto de la compañía y la pareja, etc. como dice el dicho “casamiento y mortaja del cielo baja”.

Espero que hayas conseguido tu pareja en equilibrio y que te sirva de inspiración para avanzar en la vida. Yo antes tengo que solventar ciertos asuntos y no sé yo si luego querré pareja o estaré bien como estoy… El tiempo dirá…

Ian.