Estar harto de estar harto

Imagino que te suena esta frase por algo que te haya pasado en la vida. Algo que no te quitabas de encima, que siempre volvía una y otra vez a tu vida. Parece que ese Demonio nos persigue a todos al menos una vez. Y es que parece que aquí venimos a aprender precisamente de ese Demonio que se repite y se repite porque caemos en su trampa una y otra vez. Puede ser con un vicio, con una actitud hacia ti mismo o hacia los demás, con un tipo de relaciones, etc.

Pero llega un momento, en ese círculo vicioso, que uno se harta ya por última vez. Uno da un golpe en la mesa y se enfrenta al demonio cara cara, cosa que debió hacer hace mucho tiempo. Pero no importa eso ya, lo importante es que ahora se le ha plantado cara, por primera vez en serio, ya la definitiva. Son muchos los demonios que nos asedian en forma de miedos. En forma de debilidades y flaquezas. Y hemos estado así desde que el hombre es hombre. Forma parte de esta vida que parece ser una escuela a la que venimos a aprender.

Lo bueno es que existen conocimientos que llevan a la sabiduría y que te hacen salir de estos ciclos endemoniados más rápido. Conocimientos a los se puede llegar cribando con cierto método o estrategia, como la que describo en mi libro “Conocimiento Fuente”. Ahí hablo de cómo llegar a encontrar ese conocimiento liberador que, por lo menos a mí, me ha ayudado a luchar contra esos demonios…

Ian.

Alguien que fue un amigo.

Existen esos “alguien que fue un amigo”. En el tiempo, algo pasó, desavenencias, desequilibrios, malos tratos encubiertos o no tan encubiertos. O simplemente el tiempo pasó y la amistad se desgastó, como la suela de un zapato, como la rueda de un coche. Hay que cambiar entonces de zapatos, de ruedas. Es sólo un símil, malo, pero un símil. Cuando vuelves a ver a alguien que fue un amigo la sensación es extraña, como raída, parecida a una tarde fría y lluviosa de otoño.

Cuando se vuelve a ver a ese amigo que ya no es amigo queda una sensación de tanatorio en el alma. Un frío que entumece durante unas horas. Qué triste que tenga que ser así, pero todo está en continuo movimiento. Nada permanece, todo cambia. Así que vamos a tener que acostumbrarnos a esa sensación más de una vez en la vida y nada, tomarla como un duelo más dentro del mundo de duelos en el que vivimos.

También está la situación inversa. Un amigo de la infancia que vuelve y retomáis el contacto. Esta sensación es la contraria, es cálida y amable. Trae consigo muchos recuerdos del pasado y remueve cosas también. Pero es bonita, agradable. Imagino que te habrán pasado las dos situaciones. Ambas forman parte de la danza de la vida, que nos presenta personas y situaciones de lo más variopintas, también acordes a nuestra capacidad de abordarlas, sino simplemente no nos daríamos cuenta de que están pasando. Porque también nos pasan cosas muy potentes y no nos damos cuenta. Eso forma parte del nivel de conciencia de cada uno, el darse cuenta o no de ciertas cosas.

Como ejemplo pondré el 2020. Para la mayoría de las personas hubo una pandemia y siguieron los protocolos al pie de la letra e insultaron a los negacionistas porque era lo que hacían en la tele. Las familias impedían que fueran a comer con ellos los llamados negacionistas porque no se habían puesto la vacuna. Esta es una lectura, la lectura básica y común. Pero si tú tienes la consciencia más amplia de cómo funcionan las cosas en el mundo, por lo menos cosas que te atañen y mucho como la política y te has preocupado de aprender y discernir sobre estos asuntos durante mucho tiempo, entonces ves el patrón. Es un patrón muy claro y fácil de ver. Nosotros somos los buenos y ellos son los malos. Ese es el patrón. Nosotros los buenos tenemos el conocimiento y la verdad, los malos están errados y perdidos.

Pues siguiendo este patrón uno se da cuenta de la monumental psiop que se montó en el 2020. Una operación psicológica monumental para hacer muchos experimentos sociales con la humanidad en bloque como experimento y unos pocos de las élites como experimentadores. Con toda la información que obtuvieron, porque, además, iba vía online casi toda, pudieron crear un perfil muy nítido de cómo latía la sociedad humana en aquel momento y qué cosas podrían hacer para moverse a partir de entonces gracias a los datos granjeados. Lo demás es historia y lo que está ocurriendo ahora con la IA y todos los fenómenos que vamos a experimentar en gran parte vendrán de ahí y de todas las inercias que se han creado a partir de esta locura gigantesca. Pero bueno, todo tiene su sentido y es por algo.

Ian.

¿Por qué conocemos a las personas que conocemos?

Se podría preguntar también ¿Por qué tenemos la familia que tenemos? Y es que la gente con la que nos topamos en la vida no es aleatoria, aunque así pueda parecerlo. Está ahí por muchos factores. Amistades que son afines, por lo menos durante un tiempo. Familiares que viven lejos y otros que viven cerca. Unos a los que vemos y otros a los que no vemos. ¿Por qué unos sí y otros no? Además, con el tiempo pueden cambiar nuestras inclinaciones y también nuestras preferencias por las personas de un tipo o de otro.

Parece algo bastante mágico eso de las relaciones. Ahora, además, se están llevando vía internet y mensajería instantánea. Con la frialdad que ello conlleva. Muchas relaciones se están creando desde ese caldo de cultivo, que no digo que sea malo, lo que digo es que es muy impersonal y algo antinatural si observamos cómo se han dado las relaciones humanas durante miles de años. Es verdad que así puedes dar con alguien más afín en menos tiempo, sí, pero eso no significa que no sea un fraude al final.

Pero bueno, sea vía típica o vía Tinder las relaciones son algo muy extraño. Como una especie de juego que ya está predefinido y prejugado, digamos. Son circunstancias muy curiosas las que hacen que dos personas decidan ser amigos o algo más. Y, creo que como con todo, nunca sabremos bien en qué se basan esos impulsos o reacciones que nos llevan a entablar relación con alguien sí y con otro no…

Ian.