Sentirse atrapado siendo libre

Uno puede sentirse atrapado siendo libre. Puede estar atrapado y sentirse libre y puede ser libre y sentirse libre. Por último, puede sentirse atrapado y estar atrapado. Estas son las posibilidades que, lógicamente hablando, pueden darse en cuanto a nuestra percepción de la libertad ¿Cuál te parecería la peor a ti? Si es que hay una que pueda ser peor que las demás, claro. A mí me parece la peor la de sentirse atrapado siendo libre.

No sé qué solución pueda tener esa, porque si es así normalmente no se conoce la raíz del atrape y, por lo tanto, no se puede solventar el problema. Por lo menos a priori. Puede que con el paso del tiempo se aprenda a estar libre o no, quién sabe. Pero está claro que es una situación que le ocurre a mucha gente. Tienen todo, están perfectamente, y sin embargo se sienten atrapados o sin sentido o a la deriva. Pienso que todas las situaciones tienen su por qué y corresponden a una forma de actuar y de ser que se ha tenido hasta el momento. Hay cosas que no se pueden justificar por este rasero, como por ejemplo el cáncer en un niño.

Sea como fuere, podemos estar atrapados durante mucho tiempo en una cárcel de oro, inclusive toda la vida. A mí me pasa que miro todas las posibilidades que ahora puedo ver de vida y ninguna me colma, pero porque no las veo viviéndolas y entonces no puedo juzgar verdaderamente. Pero veo las opciones que hay y muy pocas me llaman algo la atención. Eso también puede ser una forma de atrape que yo tengo. En la búsqueda de la solución estoy y, al final, estas cosas se dan para que busquemos, nos movamos y, precisamente, hagamos cosas como esta entrada en el blog que estoy haciendo ahora mismo.

Espero que te haya servido de algo este pequeño post, aunque sea para distraerte un poco de las propias cárceles que cada uno transita. A pasarlo bien y a disfrutar todo lo que se pueda de la vida, si quieres…

Ian.

La guerra contra el sueño

Estamos en guerra. Parece que no, pero si lo piensas bien, estamos en guerra. En guerra contra nuestros impulsos, pensamientos, instintos, inercias, hábitos, etc. En guerra contra todo aquello que nos hace estar menos vivos. En guerra contra la mentira, porque por una mentira podemos morir o nos pueden estafar. En guerra contra el sueño ¿Y por qué contra el sueño? Por que la vida es un oasis en medio de un desierto de sueño. Estar despierto es mantener algo que se podría decir antinatural.

Sin embargo, para muchos el mantenernos dormidos es un negocio muy lucrativo. Mantenernos dormidos o con sueño, con cansancio. Y también con sueños, soñando esto y aquello. Pero no interesa la vigilia. No interesa. Porque la vigilia es una fuerza que arrasa con toda esa estructura, elimina las necesidades y nos hace libres. Y lo digo yo que muy pocas veces en mi vida he estado despierto, pero conozco el estado porque lo he vivenciado alguna vez.

Es muy peligroso estar despierto. En el momento en que uno despierta y saborea ese estado salvaje pueden ocurrir dos cosas; o que quiera volver a dormir (la mayoría de las veces pasa esto) o que quiera mantenerse ahí. Pase lo que pase, el despertar no deja indiferente al sujeto que lo experimenta y se produce una suerte de contrahechizo  que va minando las épocas de sueño y las va cambiando cada vez más por épocas de vigilia. Al final no se puede ya estar dormido por mucho que se quiera y el insomnio del alma se convierte en el estado habitual…

Ian.

Todo podría ser un regalo…

Además, un regalo perfecto y concreto para cada ser. Un regalo único, una experiencia justa para que cada ser se maraville de lo que es y de todo lo que es. Podría ser que no, que no sea nada, que no sirva para nada, pero me parece que no es así. La vida tiene demasiadas maravillas imposibles para el azar como para pensar que no hay una inteligencia sumamente maravillosa que está orquestándolo todo.

En mi corta vida he podido vivir varios destellos de ese regalo, que a la vez es como un chiste. En los bordes de la realidad se desvela ese chiste y, a la vez, se desvela la cárcel en la que estamos. Si estamos en una cárcel es porque, o somos carceleros o somos reos. Y si somos reos es porque hemos sido “malos”. Pero todo es muy extraño, porque es como nos planteemos la vida, cómo sintamos la vida que la vida es de esa o de aquella otra manera.

Está todo ajustado al 100% de su posibilidad de ajuste y aquello que parece un fallo en realidad es que tenía que ser un “fallo”. Realmente da igual lo que diga sobre lo que es el mundo o no, no tengo ni idea en verdad. Nadie parece tenerla. Existen muchas hipótesis de trabajo, pero ninguna se puede decir que sea la real. Para que esto sea un chiste de verdad en necesario que no se sepa el final, sino no tendría gracia. Sinceramente creo que hay seres que conocen el final y que están aquí apoyando el curso del chiste o del juego o de la historia interminable que estamos viviendo.

Pero bueno, a quién le podría interesar a estas alturas tal sarta de tonterías, ¿verdad? Cuando lo importante de verdad son cosas como el fútbol o las series de televisión no hay nada que hacer. Que yo soy el primero que me veo alguna serie, no estoy criticando nada. El fútbol no me gusta, pero podría gustarme y no pasaría nada. Mi punto es que no sirve de nada todo esto y de alguna manera me obsesiona y no debería. Sin embargo, parece que de aquí a un futuro próximo habrá un creciente interés en estos temas porque el hastío generalizado de tanta dopamina instantánea y “gratuita” llevará el péndulo hacia el existencialismo o hacia el nihilismo. Primero gana el nihilismo y después el existencialismo. Luego se puede probar no-dualidad y luego cristianismo o budismo, quién sabe…

Parece que estamos sintetizando todo para lograr una conciencia sobre la vida y para la vida que sea mucho más óptima que la que tenemos actualmente. Al final las especies se adaptan y mejoran, como las bacterias ante los antibióticos. Pues nosotros también estamos adaptándonos y mejorando ante tanto “pecado” para lograr, llegado el momento, un estado mucho más virtuoso y pleno de energía del que ahora poseemos en general.

Ian.