Aprender

¿Estamos aprendiendo o recordando? Según Platón y su teoría de la anamnesis, en realidad estamos sólo recordando lo olvidado. Esto explicaría por qué hay bebés que saben tocar el piano, por ejemplo. Los budistas eligen a los pupilos poniéndoles pruebas en las cuales estos reconocen a una edad muy temprana objetos que supuestamente fueron de ellos en la vida anterior. Escogen entre varios objetos iguales.

De todas maneras, a efectos prácticos, parece que estemos aprendiendo constantemente, aunque sea aprender cosas que nos vienen mal, malos hábitos, pérdidas de tiempo, etc. Aprendemos conscientemente, pero también con el subconsciente y con el inconsciente. Aprendemos de lo que nos rodea y de lo que surge de nuestro interior, nuestros propios inputs. De lo que viene del exterior aprendemos muchísimas cosas, pero si lo analizas con cuidado, la mayoría de esos aprendizajes son erróneos o mentira directamente. Basándose en la falacia de autoridad se nos enseñan muchas cosas que damos por sentadas en nuestra vida y que son falsas. Te sonará la frase «esto está demostrado científicamente». Esto es muy peligroso, porque así se moldean y manipulan voluntades, dirigiendo la manera de pensar y de ver el mundo.

Aquellos que llevan las agendas de educación no tienen intereses positivos para nosotros. Pasamos muchos años en el sistema educativo y no salimos preparados para la vida real. Esto es así porque nos quieren pobres y débiles. Se ve en todo lo icónico de la sociedad y cada vez más. Las agendas que promueven todos los gobiernos del mundo están uniformadas y dictadas por los mismos poderes en la sombra que no han sido elegidos por nadie y que están dominando cada vez más a los seres humanos.

Debemos hacer pues un ejercicio para desaprender prácticamente todo lo que hemos aprendido, buscando fuentes alternativas de conocimiento. Buscando a aquellos que se han planteado puntos de vista diferentes. Ahora, siempre desde el propio criterio creciente y sano. Guiarse por la propia intuición que iremos refinando con el tiempo para poder cribar los diferentes conocimientos que llegan a nuestra vida o con los que nos topamos en la búsqueda.

Es importante no quemar los barcos, como se suele decir. Es decir, no quedarse en la estacada, dando todo por incierto y desconfiando de todo y de todos. Esto produce un estado de desazón muy grande que puede llegar a ser preocupante. El proceso es eso, un proceso y debe hacerse con gentileza y cariño. Con autoestima pero con diligencia, puesto que cada vez se avanza más y más en las agendas tiránicas que nos acechan…

Ian

¿Perseguir tus sueños?

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¿Realmente hay que perseguir los sueños? ¿Son sueños nuestros o implantados? ¿Hasta qué punto es mejor soñar o despertar de todos los sueños? Lo que veo es que mayoría de la gente no persigue sus sueños y los que lo hacen parecen más «felices». En ambos casos ninguno de los que está en estos grupos consigue comprender por qué estamos aquí. Nadie parece comprender esto y la mayoría de la gente ni lo busca. Se pierden en las elucubraciones que les presenta la vida y por ahí van moviéndose hacia ninguna parte en realidad.

Todos estamos así, nadie se libra que yo sepa, aunque se supone que hay seres humanos que sí han conseguido librarse. Ocurre que estos seres humanos no son conocidos. Puede que Cristo, Buda o Lao-Tse llegasen a estas cumbres, pero tampoco lo podemos saber. Sólo se puede saber llegando uno mismo y la determinación que hay que tener para tal proeza es sobrehumana, aunque empieza siendo humana.

Al final perseguir los sueños dentro de esta gran ilusión puede estar bien o no, dependiendo de lo que persigas. Se puede perseguir fama, dinero, estatus, etc. pero esto en realidad está vacío de propósito verdadero, de esencia. Considero que la búsqueda de la realidad o de realizar la realidad, en contraposición a perseguir o realizar los sueños es algo muy escaso en el mundo. Buscar la verdadera realidad dentro de tanto engaño y mentira, dentro de tanta ilusión, es muy complejo. Demasiadas distracciones. Pero con determinación quién sabe dónde podemos llegar…

Ian

El arte de Acechar

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El primer principio del arte de acechar es que los guerreros (Un guerrero es alguien que busca la libertad) eligen su campo de batalla. Un guerrero solo entra en batalla cuando sabe todo lo que puede acerca del campo de lucha.

Eliminar todo lo innecesario es el segundo principio del arte de acechar. El tiro es la simpleza. Aplica toda la concentración que tienes para decidir si entras o no en la batalla, porque cada batalla es de vida o muerte.

Este es el tercer principio del arte de acechar: Un guerrero debe estar dispuesto y listo para entrar en su última batalla en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero no más así a las locas.

El cuarto principio del arte de acechar: Descansa, olvídate de ti mismo, no tengas miedo a nada. Solo entonces, los poderes que no guían nos abren el camino y nos auxilian. Solo entonces.

El quinto principio del arte de acechar: Cuando se enfrentan a una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que su pensamiento corra libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir.

El sexto principio del arte de acechar: Los guerreros comprimen el tiempo; todo cuenta, aunque sea un segundo. En una batalla por tu vida, un segundo es una eternidad, una eternidad que puede decidir la victoria. Los guerreros tratan de triunfar, por tanto comprimen el tiempo, los guerreros no desperdician ni un instante.

Los guerreros no tienen al mundo para que los proteja, como lo tienen otras personas, así es que tienen que tener la regla. Sin embargo, la regla de los acechadores se aplica a cualquiera.

LA REGLA

El primer precepto de la regla es que todo lo que nos rodea es un misterio insondable.

El segundo precepto de la regla es que debemos tratar de descifrar esos misterios, pero sin tener la menor esperanza de lograrlo.

El tercero es que un guerrero, consciente del insondable misterio que lo rodea y consciente de su deber de tratar de descifrarlo, toma su legítimo lugar entre los misterios y él mismo se considera uno de ellos. Por consiguiente, para un guerrero el misterio de ser no tiene fin, aunque ser signifique ser una piedra o una hormiga o uno mismo.

Esa es la humildad del guerrero. Uno es igual a todo.

Carlos Castaneda