Estamos hechos de historias…

Escuchar mientras se lee…

Todo lo que recordamos son historias, cosas que aparentemente ocurrieron y que nos conforman. Esas historias pueden cambiar con el paso del tiempo y con la forma en que las enfrentamos y afrontamos. Muchas de ellas nunca se dieron o no se dieron como creemos que se dieron. También estamos formados de historias que todavía no han ocurrido, de pensamientos sobre el futuro que conforman una historia que nos creemos y pensamos que estamos avocados a vivir. Estas historias también cambian y pueden cambiar mucho más si tomamos las riendas de nuestras vidas.

También están las historias que están ocurriendo ahora. Mi historia es escribir este relato ahora mismo mientras imagino cómo son las historias de mi vida y de la vida en general. Tantas veces hemos fantaseado con cosas que nunca pasan y tantas veces hemos recordado eventos que, para otros, fueron totalmente diferentes siendo el mismo. De ahí, de esas historias del pasado, vienen muchos traumas y también muchas bendiciones. A cada cual le toca lo suyo. Hay seres que tienen muchos traumas en su vida y otros casi ninguno. Otros que saben transmutar rápidamente un trauma y otros que se tiran toda su vida rememorando uno sin poderlo superar.

Y todo son historias, a fin de cuentas. Historias que nos contamos y sobre las cuales juzgamos, a nosotros mismos y a los demás. Sería muy interesante saber tomarse las historias como lo que son, estén ocurriendo ahora, las estemos proyectando al futuro o recordándolas del pasado. El arte de manejar las historias, se podría llamar. Pero ocurre que hay historias que están de alguna manera grabadas a fuego en nuestro ser y son muy difíciles de borrar. Sean para bien o para mal. También ocurre que el tiempo lo borra todo, nada permanece. Eso que tenemos ganado en este aspecto.

Para finalizar con esta historia sólo recordar que si nos borran la memoria lo que queda de nosotros es la esencia de lo que somos realmente, sin historias de ningún tipo. Ahí volvemos a la inocencia y a estar libres de traumas, que son las historias que nos parecieron negativas. Ese estado en el que estamos cuando nacemos y el primer año de vida más o menos. Justo antes de empezar a hablar que es, justo, empezar a crear historias en nuestra mente y memoria, comenzando así a «crear el mundo» según nos dicen que es y según nosotros nos contamos cómo es.

Ian

La soledad infinita

Escuchar mientras se lee…

No sé si has pensado alguna vez en qué es esto en lo que estás metido. ¿Qué es la vida en la que te mueves y tienes tu ser? ¿Quién eres tú? ¿Eres algo? Si no somos iguales cuando nacimos que cuando teníamos 5 años o que cuando teníamos 19, ¿Qué somos realmente? Si te quedases solo en el mundo al estilo «Soy Leyenda» pero sin zombis, ¿Qué harías? ¿Te dejarías morir? ¿Inventarías un muñeco como en la película «Naufrago»?

Hay mucha gente que necesita mucha interacción social para poder estar «bien». Si no es así no pueden soportar estar solos ni una hora. En realidad todos tenemos una pulsión muy grande hacia socializar y si esa pulsión no se ve satisfecha o se ve mermada por algo como una enfermedad como pueda ser la agorafobia o la fobia social, se pasa muy mal. Pero hay un tipo de seres humanos que buscan la soledad y el aislamiento del mundo durante varios años. Van, aparentemente, en contra de sus pulsiones primarias. ¿Qué les lleva a hacer eso? ¿Qué descubren de sí mismos en esa situación tan extraña? ¿Vuelven luego a la sociedad?

En mi experiencia personal he conocido a gente que necesita mucha interacción social y otros que la rehúyen, por así decirlo. En ese abanico de posibilidades hay de todo y unos pueden cambiar el rumbo hacia un lado o hacia el otro del espectro. Pero existe un planteamiento filosófico muy curioso sobre lo que es el mundo, el por qué de la vida. Y me parece muy acertado, por cierto. El planteamiento es que el mundo se trata de un sueño soñado por el mismo soñador y ese soñador eres tú. No hay más.

El escenario que ves en tu vida día a día es una proyección de tu subconsciente y los personajes con los que te topas, sean personas, animales, plantas o fantasmas, son proyecciones de tu subconsciente también. La cuestión es, cómo es posible que haya un «otro» que siente, piensa y actúa por su cuenta propia aparentemente. Bueno, por eso he puesto aparentemente. Si tú sientes, piensas y actúas de una manera concreta hacia esa persona, esa persona, a su vez, va a actuar, pensar y sentir de una manera concreta hacia ti.

¿Por qué pasa eso? ¿Por qué nos llevamos bien con unas personas y con otras no? ¿Podríamos llevarnos bien con todo el mundo? ¿No es verdad que existen personas que se llevan mal con casi todo el mundo? Pues lo mismo podemos llevarnos bien con todo el mundo o con casi todo el mundo. El punto de toda esta reflexión es que los «otros» son tu subconsciente. Tus familiares son más como el consciente, los que conoces y te conocen mejor. Tus amigos pasarían a ser un subconsciente cercano. Y los conocidos un subconsciente lejano. Aquellos a los que no conoces serían directamente tu inconsciente. Pero todos, absolutamente todos, son tú. Sean de aquí, de Pekín o de las Pléyades.

La pregunta entonces es ¿Por qué sueño todo esto? Y la respuesta que dan algunos ante esta forma filosófica de ver la vida o la existencia es «porque estás solo«. No hay nadie ni nada más que tú. Todo el universo es un sueño que estás soñando y algún día despertarás a la soledad infinita

Ian

¿Paraíso o perdición?