
Hace tiempo que no escribo, pero como no le importamos a nadie, no pasa nada en absoluto. Es bueno eso de no ser importante para nadie, quita peso de encima. Libera. Para hacerse una idea de esto es lo que escuché de Sergi Rufi en su vídeo hablando de esto mismo. En una universidad el profesor hablaba de Michael Jackson como ejemplo de gran artista, etc. y un chico del auditorio preguntó que quién era Michael Jackson.
Si ni tan siquiera Michael es recordado pocos años después de muerte, sólo entidades como Cristo o Buda podrán estar en ese recuerdo duradero y no sabemos si será así mucho más tiempo. Un colapso de la civilización podría hacer mucho por borrar ciertos nombres porque no quedaría ya casi rastros escritos o gente que los pudiese interpretar. Esperemos que no, pero podría darse el caso de un hipotético futuro así.

El tema es que nos damos demasiada importancia, yo el primero. Y no es para tanto realmente. Si me fijo en mi mismo me doy cuanta de que casi siempre estoy pensando en mi mismo y sí, pienso en los demás, pero casi siempre en términos de qué pensarán sobre mí. Esto es algo que está muy extendido. Muy poca gente piensa o sobre otras cosas que no sean el sí mismo o los demás con respecto a sí mismos. Es algo que, de cambiar, traería muchos bienes a la sociedad. De pronto la gente comprendería mejor a los demás. Se volverían más amables y compasivos. Esto podría chocar al principio porque se podría interpretar como que se está buscando un beneficio ulterior o algo que rascar, cuando en realidad sería genuino.

Pero el tiempo lo dejaría ver y la sociedad sería más humana y más comprensiva. Esperemos que podamos vivir algo así en un futuro no muy lejano. Creo sinceramente que vamos a vivir saltos cuánticos muy importantes en estos 10 años siguientes y en el 2040 la sociedad será tan diferente y tan buena en relación a la que estamos viviendo ahora que la gente se echará las manos a la cabeza pensando en cómo éramos. Esto es sólo una suposición esperanzada, pero plausible.
Ian.