¿Cómo sería? Lo imagino como el mundo que describe Ami en el libro “Ami, el niño de las estrellas”: Ofir, se llamaba. En este mundo se había evolucionado mucho, hasta un punto en que la economía era de otra manera. Tenían una economía de recursos, como en el proyecto Venus de Jacque Fresco:
Esta economía se basa en los recursos que hay en el planeta, teniendo en cuenta el impacto que se produce al extraerlos y el impacto que producen los recursos que transforman recursos, como el hombre o, más recientemente, la inteligencia artificial. El ser humano es cuidado al detalle y protegido y entrenado para ser lo máximo que pueda ser, lo que ahora está tan de moda, la llamada “mejor versión”. En el mundo de Ami el amor es la ley fundamental. Ya no se rigen por extensas legislaciones, van más a una forma más intuitiva, pero no por ello menos práctica, forma de legislar y de dirimir los asuntos que ocurren en Ofir.

El estado de consciencia general es muy alto y todos los miembros de la sociedad son conscientes de las atrocidades que se han llevado a cabo en mundos más primitivos que los suyos y, de hecho, muchos de ellos trabajan contactando con gente en mundos más primitivos para poder ayudar a elevar la conciencia. En Ofir las máquinas y la inteligencia artificial trabaja para que todo funcione correctamente. Se arreglan entre sí y con ella se diseñan nuevos materiales y nueva tecnología que mejora lo existente. Los medios de transporte son todos públicos. Se puede comer en casa, pero normalmente la gente come en restaurantes que son llevados por robots y donde sociabilizan.

No existe el dinero y todo lo que está es lo mejor de lo mejor y lo más optimizado e inteligente posible. El sistema educativo educa en base a las leyes fundamentales del universo y en armonía con la naturaleza. La alimentación es toda natural y de la mejor calidad. No sé, un sueño hecho realidad. Y, como dice Jacque Fresco, que se tenga la vida cubierta no significa que no se quiera hacer nada, que no se trabaje. La gran mayoría de los ricos siguen trabajando y trabajan a veces 16 horas.
Miro cómo están las cosas y hay una parte de mí que sueña que vamos a un mundo así. Ojalá no me confunda y vivamos una utopía de esta clase. Veremos a ver qué nos depara la vida…
Ian.