
Esta verdad derrumba la locura, por lo menos durante unos momentos. La locura del consumismo, del sobre pensar, del dar valor a lo que no tiene valor y quitárselo a lo que sí tiene. Cada vez queda menos… Y entonces no puedes hacer otra cosa que pararte un instante y sentir lo que te rodea. Respirar hondo y pensar en lo que hemos hecho hasta hoy y lo que nos pueda quedar… Pero el tiempo, o la sensación de que hay un tiempo, pasa y pasa cada vez más rápido. Lo que nos queda es lo más radical, nuestra familia, los amigos, el amor de pareja si lo tenemos. Lo que nos queda es lo más valioso.

No hay aplicación de móvil que pueda suplir eso. Somos entonces libres por un momento, recordamos, saboreamos la libertad… Pero sólo para darnos cuenta de que estamos atrapados por muchas cosas diferentes y, a la vez, sólo por una: nosotros mismos y nuestra determinación de seguir igual. Enfrentarse a esa determinación de años es lo que nos hará libres de verdad. Vivir en ese momento en el que no hay locura, en el que sientes lo que te rodea y eres eso mismo. Pero, ¿Cómo enfrentarse a esa determinación que tanto “gustito” nos da?

La cosa tiene que ser como cuando aprendimos cualquier cosa, por ejemplo, a escribir o a leer o a montar en bicicleta. Cualquier cosa sirve porque es un aprendizaje. Tuvimos que forzarnos a escribir una y otra vez, a leer una y otra vez, a montar en bici una y otra vez. Y si querías aprender a hacer trucos con la bicicleta, tenías que intentarlos una y otra vez, una y otra vez. Pues así hay que intentarlo con el bloqueo que nos produce la determinación de seguir igual, de enfrentarnos a nuestra zona de confort y salir de ella llegado el momento. Tenemos que tomar la determinación de cambiar, de ser distintos.

Esto nos ocurrirá a muchos niveles y en diferentes momentos del tiempo si nos mantenemos avanzando hacia algo. Pero ahí vienen las “objeciones” o “virus mentales” que, en forma de preguntas, nos asaltan: ¿Y por qué hay que avanzar? ¿Para qué es necesario avanzar? ¿Por qué hay que aprender más y más cada vez? Y estas preguntas tienen su legitimidad, pero hay que tener mucho cuidado con ellas. Hay quien diría que si no se avanza entonces se está muriendo; estoy de acuerdo con este enunciado hasta cierto punto. Es lo que tiene la vida, que no es blanca y negra, sino blanca, negra y con muchos tonos de grises y de colores…
Ian.
Pd.: Si quieres saber cómo logré sortear la locura y encontrar caminos para seguir avanzando, pincha aquí…