
Mirada desde un punto de vista concreto, la vida parece un juego. Con sus reglas, fichas y casillas. Con sus propiedades y desafíos. Pero, ¿Qué se gana realmente en este juego si es que hay algo que se gane? ¿Y, para qué queremos ganarlo? Por lo que yo puedo ver se gana conocimiento o, mejor dicho, sabiduría. Lo que pasa que no todo el mundo gana la misma cantidad de sabiduría. Hay seres humanos que exprimen más el juego y aprenden más y son capaces de manejar más situaciones a la vez y entonces se puede decir que son más sabios.

Y hay otros que no hacen nada prácticamente diferente un día de otro. Yo me incluyo más en el segundo grupo que en el primero. Me gustaría pasarme al primero y en ello estoy. Existen muchos frenos para no lograrlo y forman parte del aparatoso juego en el que estamos metidos. Para avanzar en el juego diseñé una serie de normas (están aquí…) o formas de conducta que me hicieran avanzar cada vez más rápido por la senda estrecha y angosta del conocimiento y la sabiduría. Lo que pasa que me atasqué en cierta parte del camino y estoy intentando desentrañar mi propio rompecabezas.

Es algo que pasa muy a menudo y es algo que se puede ver en los videojuegos. Llegas a una mega construcción con un enigma que has de resolver si quieres salir. Y te pones y te pones, pero no lo sacas. Y pasas días reales jugando el juego hasta que das con la tecla o te buscas un videotutorial de cómo salir. La verdad es que incluso con videotutoriales hay juegos que son muy difíciles de pasar. Pues imagina entonces la vida que es el juego más complejo jamás ideado. Tal vez sea que haya que imaginarlo como el juego más sencillo jamás ideado y resulte ser así.

Algo así como la veía Forrest Gump, sencilla y maravillosa. Pero también se puede ver compleja y horrible… Total, que lo importante en este juego parece ser cómo te tomes tú la vida y cuánto estés dispuesto a avanzar en el juego de la vida para llegar a ver qué niveles hay o cuántos niveles eres capaz de resolver… Yo pienso que existe una forma de estar y ser en la vida que desbloquea todos los niveles y esa es la que busco. Sería la forma de estar de Buda o de Cristo. Ambas mejor que mejor. Porque para mí Buda representa la Sabiduría y Cristo el Amor. Ambos tienen amor y sabiduría en sí, pero encarnar los dos a la vez como estado de conciencia sería casi seguro un desbloqueador del juego a niveles inconcebibles. Dicen que hay que soñar a lo grande, pues ahí tienes mi sueño…
Ian.