Vulnerabilidad

Cuesta mucho mostrarse vulnerable. Con tantos peligros y posibles enemigos que existen en el mundo no es cuestión de mostrarse vulnerable. Además, la experiencia enseña que te saltan al cuello si lo haces. Pero realmente mostrarse vulnerable es un alivio y un gesto de fortaleza en determinadas situaciones. Como todo, creo que hay que tener un equilibrio, que, como diría Buda, en el camino del medio está la virtud. Por lo tanto, hay que mostrarse vulnerable, sí, pero no siempre. Pienso, y corrígeme si me equivoco, que debe ser algo lo más natural del mundo. En una situación de peligro, por ejemplo, mostrar vulnerabilidad radical puede hacer que el otro vea la fortaleza y seguridad en ti y desista en sus ganas de atacar.

También está el caso de las redes. En mi caso no sé qué es tener a miles de ojos pendientes de ti y a cientos diciéndote de todo menos bonito, pero debe ser algo bastante pesado de llevar. Por eso quizá no tengo esos miles de ojos pendientes de mí porque no estoy a la altura y, la verdad, gracias a Dios por ello y por ahora. No diré de esta agua no beberé, pero al final mostrar vulnerabilidad en una situación así puede hacer que los famosos “haters” no te odien tanto o no tengan por donde atacar.

Al final todo es un juego y cada uno juega como buenamente puede. Unos muestran más vulnerabilidad que otros. Los hay que muestran directamente los dientes y tienen siempre un carácter agriado y violento. Otros son medio medio. Hay de todo en este mundo, pero sí que es verdad que mostrar según qué tipos de comportamientos y formas de relacionarse beneficia más o perjudica más en todo. Tanto en la relación con los demás, como en la relación con uno mismo. Cuanto más auténtico se sea mejor en todos los ámbitos, pero hay muchos miedos e inseguridades (que al final provienen de miedos) que impiden esa autenticidad. Es cuestión de ir superándolos…

Ian.

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