
Hay veces que anhelamos a alguien, pero no sabemos a quién. Por lo menos a mí me pasa. Tal vez esté anhelándome a mí mismo, a la parte de mí que todavía está oculta y en las sombras. Ahí está la solución, lo que pasa que hay que meterse en el barro para llegar a conocer esa parte y apetece poco, la verdad. Sin embargo, últimamente estoy acercándome más a esa parte. Por una cosa o por otra me estoy sumergiendo en el barro y me está sentando bien. Todavía tengo que ahondar más en profundidad, pero es como el que se ha metido en el mar hasta la cintura, ya sólo queda zambullirse de pleno.

Tal vez si me hundo en lo más profundo de mi ser, cuando salga ya no tenga que anhelar a nadie o quizá lo que haga es encontrar a la mujer que me acompañará toda la vida. No sé, la verdad. Iré viendo según pruebe y pruebe. Porque al final esta vida es eso en gran parte, prueba y error y cada uno a su velocidad y no parece que la cosa se pueda acelerar o frenar. Si se acelera es porque tenía que acelerarse y viceversa. Así que el asunto de la compañía y la pareja, etc. como dice el dicho “casamiento y mortaja del cielo baja”.

Espero que hayas conseguido tu pareja en equilibrio y que te sirva de inspiración para avanzar en la vida. Yo antes tengo que solventar ciertos asuntos y no sé yo si luego querré pareja o estaré bien como estoy… El tiempo dirá…
Ian.