
Es algo que me suelo decir todos los días al despertar. Sin más, programo mi día para que sea maravilloso. Y es que, realmente, todos los días son maravillosos. Eso no significa que sean “buenos”. Significa que son maravillosos. Las maravillas no son buenas ni malas, simplemente son maravillas. Y sí, cada día que me digo que es un día maravilloso termina siendo un día maravilloso. No sé si es porque le veo yo la maravilla al día o porque la tiene, pero suele cumplirse. Así que te aconsejo decirte esto o algo parecido con la misma orientación al despertar.

Concretamente yo tengo puesto en la alarma del móvil “Hoy es un día maravilloso”, así cuando apago la alarma veo el mensaje. Pero realmente lo importante de todo esto no es tanto el mensaje sino cómo la mente se programa para hacer que ocurran aquellas cosas que tú considerarías maravillosas. Es mucho mejor que ChatGPT, al que le pides algo y te da una lista o te ofrece información sobre esto. En este caso, la mente mueve cosas totalmente desconocidas para nosotros y hace que tengamos un día maravilloso. Además, maravilloso acorde con lo que nosotros consideramos en ese momento maravilloso. Porque si no consideras que algo es maravilloso, por ejemplo, tirarte en paracaídas, no te va a ocurrir que tengas que tirarte en paracaídas.

Lo bueno de pedir así es que todo se engrana para que ocurran cosas maravillosas en tu vida y si quieres que ocurra algo en particular entonces hay que pedir dando por sentado que ya se ha cumplido lo pedido. O sea, dar gracias por que ya se nos ha concedido el deseo pedido. Es un asunto curioso este, porque si lo miras desde la lógica, no tiene mucha lógica así de primeras, pero funciona de todas maneras, que es lo bueno. Si se hace bien funciona a las mil maravillas, pero hay que hacerlo bien. Además, es cuestión de alinearse con la voluntad del gran espíritu o de Dios, porque así te sientes en equilibrio con lo que eres y no con un vacío que no lleva a nada. Ian