Desazón

Siento que esta época en la que vivimos es la época de la desazón. Estoy desazonado y noto al mundo desazonado. Inquietos, extraños, raros, violentos sin motivo. Nadie está a gusto, o eso parece. Sí hay ciertas personas que están más felices o son más dichosas aparentemente, pero se les pega la desazón colectiva de alguna manera.

Estamos en la época del querer más, del sentirse más y del ir a más. No vale ser cómo eres, tienes que ser más, ser mejor. Eso crea desazón, normal. Es algo así como una alergia. No te mata, pero molesta mucho. Está todo el rato ahí, y se va de vez en cuando. Es como la alergia del alma, se podría decir. Y es que ahora todo nos produce alergia. Nos hemos vuelto muy finos y muy especiales. Aspiramos a la perfección a costa del momento presente y de la paz. Eso no vale, no me vale.

Yo considero que la paz es más importante que esa nueva carrera de la rata, pero también depende de cada uno y sus consideraciones, claro. Está claro que ciertos estados o formas de actuar restan paz a la vida y si no se hace nada por cambiarlos entonces estamos siempre en disarmonía. Ya cada cual que pondere qué hacer en cada caso y cómo se quiere desarrollar como ser. Porque una cosa es cierta: estamos en continúo cambio y movimiento hacia algo desde algo, así que mejor ir a mejor que a peor, claro. Y dicen por ahí que si no vas a mejor entonces es que estás yendo a peor.

De todas todas algo tenemos que hacer con la vida que nos ha tocado vivir. Mejor vivirla lo más plenamente posible y con el sentido más profundo que le podamos dar y, eso es, además, una elección propia. Se puede uno inspirar en otros, pero elegir lo suyo es elegir por uno mismo, con criterio propio. O, por lo menos, el criterio más propio posible, porque siempre estamos influenciados por los demás hasta cierto punto. Incluso un ermitaño que viva en la montaña vive ahí porque no quiero trato con los demás, así que los demás están afectando y mucho a su forma de vida.

Ian

Deja un comentario