Época tremenda

Vivimos tiempos raros, tiempos muy rápidos, tiempos extraños. Vivimos en un momento de cambio que no se sabe muy bien dónde nos va a llevar. Según parece, va a llevarnos a una nueva forma de sociedad más justa, más horizontal, más equitativa y equilibrada. Mejor, en pocas palabras. Ojalá. Sólo digo ojalá. Porque si nos lleva a la otra vía mejor ni esbozarlo aquí. Pienso que mucha gente está siendo consciente en gran medida de los engaños a los que hemos sido sometidos a un nivel brutal y se están dando cuenta de la “verdad” o de algo más de verdad con relación a lo que antes manejaban.

Está claro que cuando una pieza del dominó cae, suelen ir las demás detrás, o las cartas del castillo de naipes, como quieras. El tema es que estamos viviendo unos tiempos trepidantes, cada vez más rápidos, cada vez más cambios. Creo que vamos a llegar a una singularidad, como muchos afirman. Quizá en esa singularidad nos paremos todos y veamos qué está pasando en el mundo y con nosotros. No sé qué va a pasar en realidad, pero tiene pinta de que algo muy grande se avecina y que nos va a cambiar a todos para siempre y espero que para bien.

Al fin y al cabo, estamos viviendo el tiempo de los espejos y los espejos son, creo yo, las pantallas. Pero también nuestros semejantes y nosotros mismos auto observándonos. El mundo es muy raro, hoy lo comentaba con una amiga. La vida es muy rara. Pero es una cosa maravillosa también, si sabes verlo. Aunque, la verdad, es muy dura también en ciertos momentos, pero por algo será. Pienso que todo es por algo, que todo tiene una razón o, de la misma manera, que no tiene razón de ser nada. Pero no existiría el orden y concierto que existe si no hubiese una razón para ello, una inteligencia muy superior a nosotros que vela por nosotros, que guía el mundo a través de cada uno.

Los chamanes toltecas le llamarían “El Nahual”. Y si limpiamos nuestro vínculo con el Nahual podríamos lograr casi cualquier cosa. Sin embargo, yo sólo quiero lograr una vida en paz, disfrutar de las cosas sencillas y aprender de ellas lo más posible. Saber ver en lo sencillo, en lo sutil, en lo elegante. Que me enseñe sobre el mundo y sobre mí, pero en paz. Fluir en paz y con alegría el resto de mis días y sacarle el máximo provecho a mi existencia, pero sin forzar nada.

Ian

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