Como ejercicio pienso en mi muerte. Pienso que estoy vivo, pero que no sé cuánto va a durar este estado. La muerte me dará su toque llegado el momento y me iré de aquí. No me llevaré nada, ni siquiera el cuerpo. Y tampoco sé si me llevaré los recuerdos. Si me llevaré algo en absoluto o formaré parte de la nada abstracta y vacía. Yo creo que esto continúa de algún modo y existen miles de testimonios en todo el mundo que así lo atestiguan. Sin embargo, no lo podemos saber con seguridad hasta el día en sí.

Como sé que va a llegar ese día sí o sí no me preocupa cuándo será, me ocupa el saber que será y que ahora tengo que vivir de la mejor manera posible. Aunque bueno, quien puede decir cuál es la mejor manera de vivir. Quizá todas sean la mejor porque son la mejor manera que existe para la persona que la vive. Lo que le ocurre es lo que tenía que ocurrir para que tenga su vivencia única y singular. Aunque muchas vidas puedan parecer repetidas y vacías, está claro, pero siguen siendo únicas y realmente está en la mano de cada quien hacer que sean únicas.

Es importante también, por lo menos para mí, explorar diferentes avenidas de conocimiento empírico basado en experiencias sensoriales acrecentadas que nos permitan acceder al borde del mundo, digamos. Si tomamos la metáfora que don Juan le dice a Castaneda sobre lo que es el Nahual y el Tonal refiriéndose a una mesa que sería el Tonal, o lo conocido y que podemos conocer y el Nahual todo lo demás, todo el infinito que continúa después de la mesa, entonces podemos decir que la mayoría de la gente se queda en el centro de la mesa. Sin incursionar a los bordes de la mesa no se puede olfatear qué es el Nahual y, para incursionar en los bordes, hay que romper con las maneras clásicas de pensar y actuar.

Ocurre que esto nos puede llevar con mucha facilidad a la locura o a la muerte, así que hay que hacerlo con mucho cuidado, con impecabilidad y con total respeto y miedo. Como dice la cita de “Las enseñanzas de don Juan”: «Un hombre va al conocimiento como va a la guerra: bien despierto, con miedo, con respeto y con absoluta confianza. Ir de cualquier otra forma al conocimiento o a la guerra es un error, y quien lo cometa puede correr el riesgo de no sobrevivir para lamentarlo.»

Hay que tener muy en cuenta que cualquier día puede ser el último y esto hace que se viva la vida de otra manera, más profunda si cabe, aunque puede ser también más oscura. Procurar ir por el lado luminoso de la vida observando también el oscuro, pero para no caer en él o no dejarnos arrastrar por él y el abismo que representa. La tarea es compleja y más con tantos y tantos “ejemplos” de dejarse llevar que hay hoy en día. También existen ejemplos contrarios, de virtud y equilibrio. Es cuestión de saber buscar esos ejemplos y seguirlos lo más posible.

Ian