¿Has pensado alguna vez en que no eres libre o en que, por el lado contrario, sí lo eres? ¿Qué crees tú? Yo he pensado mucho en esto y no sirve de nada, porque las conclusiones a las que se llega son peregrinas. Pensar está bastante sobrevalorado. Te lo dice alguien que lo ha sobrevalorado mucho. En mi pensar he llegado a la conclusión de que somos libres y a la conclusión de que no somos libres. Ni la una ni la otra son ciertas, creo ahora. Es un poco absurdo todo esto, casi nadie se plantea ya estas cosas, pero hay una corriente de personajes que sí que están en ello. Más bien para esa corriente es este escrito.

Obviamente existe una liberación cuando alguna situación o persona que te oprimía deja de hacerlo porque tú le has plantado batalla o porque se ha dado así la cosa. En todo caso, ese tipo de liberación de alguna manera se está dando todo el rato a un nivel u otro. La vida es un conjunto de fuerzas que nos oprimen y nos liberan, dentro y fuera de nosotros mismos. Es como un oleaje que se mece y que va creando el movimiento de los acontecimientos que van ocurriendo en nuestras vidas. Luego, como cada uno se tome esos acontecimientos es “libre albedrío” de él mismo.

Esa situación opresora puede ser una enfermedad. ¿Cuántas personas que estaban padeciendo una enfermedad se han liberado de ella por fin? Esto supone una vuelta a la vida con mayor o menor intensidad, dependiendo de lo poderosa que haya sido la enfermedad para la persona. Si uno vuelve de un cáncer debe ser como haber renacido 100 veces en comparación con volver de una gripe potente. Pero cuando se vuelve de una gripe potente también se vuelve a nacer, como quien dice.

Cuando la situación opresora es una persona entonces estamos hablando de un pinche tiranito, como lo llamaría Carlos Castaneda. En este caso hay que hacer todo lo posible por librarse de él, pero normalmente estos pinches tiranitos están ligados a un trabajo necesario y que no podemos dejar, por el momento, o a situaciones familiares, por ejemplo. Entonces, ¿Qué hacer? Yo no voy a recomendar hacer nada en concreto porque no soy nadie para ello. Sólo diré que se puede estudiar el arte del acecho de Carlos Castaneda y conseguir poner la situación a favor propio llegado el momento. Pero ya digo que, ni aún con esas, es fácil la labor. Un pinche tiranito es algo bastante jodido con lo que lidiar, así que si tienes uno, mucho ánimo y que logres librarte de él más pronto que tarde.

Ian