Cuánto quedará…

Para el final. Para el día en que ya no pueda contar más días. Para ese momento en que ya no hay más momentos. Cuánto quedará. Por un lado, quiero que quede mucho, pero por otro no quiero que sea tanto. Es algo controvertido. Querer que quede poco no está bien visto, pero es una opción más. A veces queremos que dure mucho y otras no tanto. Depende de cómo lo estemos pasando, sobre todo. Si lo estamos pasando mal es normal que queramos que se acorte y si lo estamos pasando bien todo lo contrario. Son cosas lógicas. Pero querer que se acorte cuando se lo está pasando bien uno es raro y viceversa, querer que sea largo cuando se lo está pasando mal uno.

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Ahora, lo más extraño es ser indiferente ante una u otra cosa. Que de igual si lo estás pasando mal o bien y lo larga o corta que pueda ser la vida. Que estés viviendo la vida de manera tan plena que eso no te haga perder la sensación de vivir, como aquella serie. Ser capaz de sacarle partido a cada momento de la vida, sea cómo sea, venga como venga. Está claro que luego depende de cada uno como nos hayamos labrado la vida para que sea de una manera o de otra. También está el factor “suerte”, pero no debemos dejar la vida en manos de este factor a no ser que lo estemos generando nosotros.

Pero bueno, quien soy yo para decir cómo tienen que ser las cosas. Las cosas son como son y como las vemos cada uno de nosotros, o sea, que son para cada uno distintas en realidad. En la misma situación puede estar pasando una u otra cosa dependiendo del observador de cada escena. Así que cuídate muy bien de cómo observas el mundo. Te lo digo sólo como recomendación, pero tú haz lo que quieras, como siempre haces y harás.

No podemos hacer otra cosa, además. Hacemos y no hacemos de forma totalmente única cada uno de nosotros porque cada uno de nosotros somos únicos, estamos localizados en un sitio único y exclusivo para nosotros y es lo que hay, no queda otra. El único caso en que esto no es así es en el de los gemelos univitelinos que nacieron unidos y viven unidos compartiendo el cuerpo. Vaya vida esa, ¡eh!

Ian

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