Refinar el vínculo con el intento

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La disciplina de refinar el vínculo con el intento sirve para lograr casi cualquier cosa llegado el momento. El mundo está hecho de intento, según dicen los chamanes de la tradición Tolteca. ¿Esto qué quiere decir? Que la energía que lo compone todo se comporta de una manera consciente con respecto al observador y que el observador, si consigue un vínculo refinado y limpio con el intento, puede lograr cualquier proeza que pueda plantearse. Ahora la pregunta que salta a la mente rápidamente es ¿cómo se logra refinar y limpiar el vínculo con el intento? Según los chamanes Toltecas el guerrero tenía que ser disciplinado e impecable en todo lo que hiciese. Reunir así una cantidad de energía considerable que le llevaría, llegado el momento, a poder movilizar al intento y lograr esas proezas inimaginables como curar enfermedades “incurables” o volar como un pájaro o teletransportarse de América a Asia en un segundo.

A lo largo de la historia ha habido maestros del intento que han logrado, según parece, cosas alucinantes. Los antiguos constructores de pirámides, por ejemplo, tenían muy limpio el vínculo con el intento y lograron hacer esas construcciones aparentemente imposibles que trajeron, seguramente, de otras dimensiones. Además de que tenían una función muy diferente a la que nos han contado de las tumbas de los faraones. Las pirámides, creo yo y otros también, son verdaderas centrales de tecnología espiritual. Potenciadores del intento y de las capacidades humanas para la videncia, la precognición, la sanación, etc. A saber cuántas maravillas ocultas y no ocultas hay por ahí que nos cambiarían la vida de acceder a sus secretos.

 En definitiva, existe en el ser humano un potencial tan grande y lamentablemente tan poco explorado y afianzado que podríamos vivir una vida bella en todo ámbito, sin limitaciones energéticas, de alimentación o de hogar y con un universo de conciencia por explorar una vez se hubiesen solventado los problemas más acuciantes de la humanidad. Esos a los que no se les brinda casi ninguna atención como el hambre, las pestes o la enfermedad desenfrenada y mantenido por los lobbies de las farmafias. De todas maneras el mundo es como es y poco se puede hacer por cambiarlo y, además, quien soy yo para cambiarlo…

Ian

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