
Podría ser muy bueno. Nos enseñan una manera de ser “buenos” que es contraproducente en muchos casos. Es seguir la voluntad de los demás, lo que los demás esperarían de uno supuestamente. Es servir a los demás sin servirse a uno mismo primero. Es “amar” a los demás sin amarse a uno primero. Cosa que hace que no se sirva correctamente a los demás, sino que se alimente su ego que se hace cada vez más desmedido. Por lo tanto, ser bueno tal cual está establecido es malo realmente. Estamos creando monstruos a nuestro alrededor sin saberlo. Nos estamos volviendo monstruos por ser “buenos” y por pretender que otros sean “buenos”…

El proceso de dejar de ser bueno es o paulatino o radical, pero mejor que sea paulatino porque es dejar muchas costumbres y formas de actuar de lado y pasar a actuar de otra manera contraria a éstas. Es como dejar un vicio en muchos aspectos. Ocurre que al final tendrá que ser radical. Ya no se le baila el agua a los demás, por ejemplo. Eso no significa que no se puede ayudar a alguien en un momento dado, pero no dejar que nos arrastren a sus designios y voluntades.

Por otro lado, parecer bueno o actuar como la gente cree que es “ser bueno”, está bien para pasar desapercibido o para ser aceptado en sociedad. Entonces se puede usar ese comportamiento de manera clave. Todos estamos usando el comportamiento de manera clave, eso nos permite adaptarnos a la sociedad. Sino sería un guirigay y la sociedad se parecería más a un manicomio que a otra cosa. Pero sabiendo esto y sabiendo que la gente piensa un 80% o 90% en sí misma más que en los demás, podemos hacer casi lo que queramos sin miedo al qué dirán. Y si esto no fuese así tampoco tendríamos que tener miedo al qué dirán. Lo que otros piensen de nosotros no podemos controlarlo, pero sí lo que nosotros pensamos de nosotros mismos. Así que pensemos en positivo para nosotros y para prosperar en lugar de estar con miedos absurdos que nos paralizan y nos impiden vivir una vida más plena y propia.

Ian