Somos olas de un océano infinito. Surgimos un tiempo y luego nos desvanecemos. Pensamos que somos algo diferente al océano, pero realmente sólo somos una emergencia momentánea, un suspiro de ilusión de separación.
Quizá para amar, soñar y jugar. Quizá porque me sentía tan solo que decidí volverme loco, esquizofrénico y así poder vivenciar a otros seres a parte de mí…