Siempre estamos confiando en alguien, en una forma de pensamiento o corriente filosófica. En nosotros mismos o en el miedo que evita que confiemos en nosotros mismos. La confianza es como una forma de amor hacia algo que crea una forma de estabilidad en nosotros. Si confiamos en el miedo la estabilidad es inestable y nos drena energía y nos hace mal. Si confiamos en nuestro ser la estabilidad es cada vez más estable y tenemos más energía y nos hace bien. Ahora, según los vaivenes de la vida, tenemos que pasar por etapas estables e inestables, en mayor o menor grado por la misma naturaleza de la vida. La vida es constante cambio y desafío. Por ello, viviremos estados inestables y estados estables. Surge de ahí la necesidad de llevar una vida que se adapte a esos cambios constantes y mantenga la variabilidad de la vida bajo “control”.
Obviamente no podemos controlarlo todo ni mucho menos y por esto mismo es necesario también dejar fluir y fluir con lo que va ocurriendo a medida que lo vamos “generando”. Es como un hacer y no hacer a la vez, un estado de onda-partícula. Unas veces necesitaremos ser onda y otras partícula. En realidad y a fin de cuentas, es sólo la forma de navegar la vida la que nos va diciendo cómo navegarla. Lo que nos ocurre es consecuencia de muchos factores y, entre ellos, obviamente, está lo que nosotros hacemos con lo que nos ocurre. Qué tanto por ciento es para cada cosa no lo sé, la verdad, pero sí creo que hay un alto porcentaje que proviene de nuestras acciones y que es el factor que construye nuestro porvenir.

Al final esta vida es una incógnita gigantesca que nos deja ver muy poquito de su mecanismo aunque sí que es verdad que hay una serie de leyes que siempre operan y que rigen el juego y que, en base a ellas, podemos cambiar muchas cosas de nuestro destino si es que las estudiamos, comprendemos y llevamos a la práctica.
Ocurre que precisamente, llevar a la práctica es lo que menos hacemos por norma general. Aconsejamos a otros o pensamos para nosotros lo que nos vendría bien, pero terminamos tomando los caminos antiguos y trillados por eso mismo, porque son antiguos y trillados. Hay gente trepidante que es capaz de caminar más rápido en el camino y llegar antes a diferentes puertos. Gente que vive en una vida lo que 5 ó 6 vidas, mientras que existen otros que no avanzan ni media vida en una vida.
Total, que ya he soltado aquí mi parrafada para escribir un poco a máquina, que me gusta mucho, y ejercitar un poco la mente y filosofar sobre la vida y la existencia ya que asuntos más cotidianos me aburren soberanamente. Cada día que pasa tengo menos claro para qué es todo y, a la vez, lo tengo más claro. Es algo muy extraño. La vida se vuelve oceánica y difícil de asir en sus implicaciones y significados. Todo resulta ser una incógnita conocida por esa parte del ser que somos que no tiene definición, que es la nada que observa cómo se desarrolla el personaje que encarnamos aquí y ahora en esta vida efímera y extraña…
Ian