La vida es super extraña. Es como una corriente de sucesos que realmente no ocurren porque son sólo interpretaciones que hacemos de esos sucesos. Para una araña nada de lo que nos ha sucedido hoy existe o es real. Para ella otras cosas son reales y no las podríamos explicar como explicamos algo que nos pase a nosotros. En una discusión, cada persona implicada piensa y siente unas cosas diferentes a las otras o por lo menos con tonos diferentes y trenes de pensamiento diferentes también. Cada cuál observa, según su conocimiento, su cultura, su nacionalidad, etc. etc. una cosa u otra, un asunto u otro en relación al mismo evento.

Todo resulta en algo muy extraño porque son avenidas únicas para cada uno las experiencias que se tengan. Se puede decir que cada ser vive un mundo propio y casi privado, que comparte con otros seres en cierto punto o medida, pero que ese punto y medida es algo tan pequeño que no tiene casi representación en el vasto océano de una vida, sea cual sea esa vida. Todo lo que se ha escrito en el mundo, todas las obras de teatro, musicales, películas, etc. todo es algo que queda reducido a la nada más absurda en comparación con el gran teatro que es la vida, la gran película, la gran obra musical.
Sin embargo, sólo podemos disfrutar, por ahora, de una parte muy reducida de esa obra y eso nos hace no poder apreciar la obra en su conjunto. No estamos hechos para ello, de todas maneras. Creo que no soportaríamos tal magnitud de belleza o brutalidad por eso no estamos hechos para ello. Dentro de una vida, sin embargo, podemos disfrutar de muchísimas cosas de lo más variopintas pero, al final, no parece que se trate de disfrutar sino, más bien, de aprender dentro del disfrute. Además, una vez aprendido ya no queremos volver a disfrutar de eso que aprendimos. Es como aprender a caminar. Una vez aprendimos ya no queremos volver a pasar por lo mismo o no es lo natural pasar por lo mismo. Una vez se aprende ya va con nosotros aquello que aprendimos.

La vida es algo muy extraño que nadie comprende y que no sabemos para qué sirve, pero lo que sí podemos llegar a saber o experimentar mientras estamos vivos es amor o miedo hacia la vida. Cuanto más amor más ganas de vivir y cuanto más miedo menos ganas de vivir. Creo que a cada instante estamos eligiendo si nos gusta la vida o nos disgusta. Si interpretamos esto o aquello como malo o como bueno dentro de nuestro sesgado punto de vista al final vamos seleccionando cuánto nos gusta o nos disgusta la vida y abrimos las puertas a que entren en ella energías positivas y constructivas, personas y eventos, situaciones, etc. o, por el contrario, energías negativas y destructivas, personas y eventos, situaciones, etc. que lo que hacen es restarnos vida.
Como la vida es un misterio y es más misteriosa aún la muerte si cabe lo ideal es vivir lo máximo posible para poder desentrañar hasta cierto punto el misterio o, por lo menos, hacernos buenos navegantes del misterio y saber llegar a orillas cargadas de buenas experiencias, profundas y cargadas de sentido. Es cierto también que para que esas situaciones se puedan dar es necesario tener una atención lo suficientemente entrenada y aguda como para saber extraer lo mejor de cada situación y poder comprender lo que nos está ocurriendo de la mejor manera posible.
Ian