La Fe inquebrantable siempre está con nosotros. Somos seres de Fe inquebrantable. Ocurre que depende de a qué demos nuestra Fe inquebrantable para que nos destruyamos o construyamos. La vida se mantiene con Fe inquebrantable. A cada instante asumimos que estamos vivos y por eso seguimos vivos. Si asumiésemos con Fe inquebrantable que estamos muertos moriríamos. Esa pulsión que tenemos determina el devenir de nuestras vidas según nosotros la orientemos. Si la orientamos hacia el miedo, la confusión, el drama, etc. lo que vamos a tener son vivencias negativas o contraproducentes. Si queremos tener vivencia producentes o positivas hay que poner entonces atención consciente en ello y focalizarse en aquello que queremos. Ocurre que esto lo tenemos que elegir a cada momento, es una elección consciente. Por desgracia parece funcionar así.

Lo negativo se da per sé si no se usa la atención para redirigir la Fe inquebrantable hacia la construcción de nuestra conciencia. Lo negativo está siempre pulsando, el miedo está siempre pulsando. Lo que podemos hacer ante esto es usarlo a nuestro favor, como un resorte para crear aquello que queremos en lugar de aquello que no queremos. Cada vez que sintamos miedo por algo que esto mismo sea la llamada a la acción para imaginar y redirigir nuestra Fe inquebrantable hacia aquello que sí deseamos que pase. Con la práctica el miedo será cada vez menos poderoso en nosotros y, a su vez, crecerá el amor en nosotros. Pero no podemos bajar la guardia nunca, porque el miedo siempre está pulsando, es como un vacío que tira de nosotros y nos lleva por el camino de la perdición.
Redirigir la Fe inquebrantable para tener Fe inquebrantable positiva, por ejemplo, puede ser una clave a la hora de manifestar nuestra vida plena en menor tiempo y con más efectividad. Nutrir a la Fe inquebrantable positiva es crear una disciplina cada vez más férrea en torno a la asunción de realidad positiva y constructiva. Asimilando a su vez la sombra que somos y que tenemos de nosotros mismos. Para ello hay que controlar la imaginación e imaginar que ya hemos conseguido estos logros y dar gracias por ello, sentir que ya lo hemos logrado y dar gracias hace que lleguemos al logro. En este caso habría que imaginar que nuestra Fe inquebrantable es siempre positiva y constructiva y que somos felices gracias a ello.
Ian