Hacer o no hacer

¿Qué ocurre si hacemos y qué ocurre si no hacemos? ¿Qué es más importante? En la sociedad en la que vivimos y diría que en prácticamente todas las sociedades humanas hacer ha sido muy necesario porque si no se hace lo que ocurriría es que la sociedad se desplomaría. Así que hay que hacer sí o sí si se quiere vivir. Pero dentro de esta premisa bastante básica está el tiempo que le dedicamos al hacer y al no hacer. El no hacer está muy mal visto, pero del no hacer nacen grandes formas de vida, aunque pueda parecer contradictorio. Muchos de los grandes descubrimientos de la humanidad han surgido de un estado de no hacer. Además, sobre el hacer hay que tener en cuenta qué hacer y qué no hacer. No queremos hacer daño a la gente, por ejemplo, o dañarnos a nosotros mismos. Hacer por hacer tampoco tiene mucho sentido, porque nos puede llevar al abismo.

Hay que hacer, pero hacer desde la sabiduría más grande que tengamos acceso, no tener demasiada prisa por hacer. Obviamente hay que hacer sin saber también, equivocarse y continuar aprendiendo. Pero si se pueden evitar ciertos errores mejor que mejor. Esto se puede lograr estudiando antes el campo del hacer en el que nos vamos a meter. Estudiarlo desde todos los puntos de vista posibles. Entonces sí, encomendarse al gran espíritu y lanzarse a hacer.

Para el no hacer también creo que hay ciencia. No siempre podemos estar no haciendo. Hay que saber buscar los huecos necesarios para ello. Y esos huecos son indispensables para poder tener una buena salud mental. En el no hacer, que puede ser una meditación, una observación de la naturaleza, un degustar un buen café o una siesta meditativa, por ejemplo, pueden surgir ideas, llamados del espíritu que nos lleven a cambiar algo en nosotros, en nuestro propio hacer. Sirve para guiarnos dentro de la gran incógnita que es la vida.

Ian

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