Transitamos la vida, normalmente, sin prestarle mucha atención. Pasamos de una cosa a la otra, como el que está viendo vídeos cortos en internet. Se nos pasan entonces muchos detalles por alto. Como, por ejemplo, por qué tenemos siempre relaciones parecidas. O por qué se cumplen ciertas cosas que pensamos y otras no. Solemos estar a la deriva en general y nos preguntamos por qué somos tan desdichados. Habitualmente dejamos nuestro destino en manos de otro ser, ya sea Dios, nuestro jefe o nuestros familiares y amigos. Lo dejamos en manos de la misma vida y vagamos sin rumbo fijo. Eso hace que nos preguntemos ¿por qué?, cuando deberíamos preguntarnos ¿cómo? ¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Cómo puedo cambiar la situación vital en la que me encuentro?

Se pueden hacer ciertas cosas para cambiar esos cómo y transformarlos en ya sé. Primero darse cuenta de que la vida es cíclica y nos presenta una y otra vez los mismos desafíos disfrazados de nuevas situaciones o personas. Hasta que no identifiquemos esos patrones y los resolvamos adecuadamente van a seguir apareciendo una y otra vez. Parece que tenemos que aprender sí o sí sobre ciertas cosas y hasta que no lo hagamos no hay nada que hacer. La cosa es que si aprendemos a ver un patrón y lo superamos nos volverán a aparecer nuevos patrones sobre los que aprender y así hasta el final de nuestra vida. La mayoría de nosotros nos quedamos atrapados en ciertos patrones y no somos capaces de verlos ni de hacer nada para cambiarlos, por lo que la vida se vuelve monótona y aparentemente predecible. Sin embargo, siempre hacemos algún pequeño cambio y eso lleva a otros cambios a su vez. Nunca nada es estático totalmente, todo fluye.

Segundo prestar atención a las relaciones que tenemos y las situaciones que vivimos. Esto es una profundización de la primera parte. Cuando prestamos atención a las relaciones y situaciones vividas podemos vislumbrar esos patrones y comenzar a cambiarlos por fin. Desgraciadamente o no, normalmente hacen falta situaciones muy dramáticas para que alguien examine su vida y decida hacer un cambio en esos ciclos viciosos y convertirlos en virtuosos. Si se acumulan una serie de vueltas en la espiral y no se avanza entonces ocurre una especie de colapso de onda a partícula y se manifiesta la tragedia que, normalmente, suele ser un purgante de esos círculos viciosos teniendo a la muerte como máximo exponente de la purga.

Tercero tener voluntad de cambio. Si se tiene voluntad de cambio y se van acumulando pequeños cambios estos llegan a hacer una pequeña bola de nieve que va creciendo y si no se ceja en el intento entonces se puede llegar a ver el patrón del círculo vicioso que se quiere romper y se puede lograr romper. Se puede acumular esta voluntad de cambio día a día, hora a hora y minuto a minuto. Dependiendo de la situación que se esté viviendo este cambio tardará más o menos en darse, pero terminará dándose llegado el momento. Es como colapsar la onda con la voluntad, en lugar de esperar a que se acumulen las vivencias y terminen haciéndonos explotar. No es fácil hacer esto porque la vida que vivimos nos lleva a la complacencia todo el tiempo y las inercias físicas, mentales y emocionales igual. Pero se puede hacer, todos estamos en el proceso de una forma u otro. Así que mucho ánimo y piensa que podemos hacerlo. Sólo hace falta un poco de constancia, sacar fuerzas de flaqueza y voluntad de cambiar.

Ian