Viajar a otros mundos

Escuchar mientras se lee…

No suelo viajar en este mundo. Lo máximo que he ido es a Francia. Me lo pasé muy bien y fue una experiencia que espero no olvidar en mucho tiempo. Llega el momento en que lo olvidamos todo, pero algo quedará siempre en laguna parte, o eso quiero creer. Mientras tanto he disfrutado de otro tipo de viajes. Viajes sin moverme del sitio. Viajes a otros mundos dentro de este. Y es que siempre estamos viajando sin parar y, a la vez, siempre estamos en el mismo sitio. Sé que suena raro, pero no lo es tanto si lo miras bien. En mi caso he experimentado cambios muy potentes en la percepción que me han llevado a vivenciar cosas muy extrañas.

Esto hace que vea el mundo de una manera bastante diferente a la media. Para mí salir a dar un paseo o tomar algo es como una pequeña aventura. Pero es que quedarme en casa también lo es. Eso está bien hasta cierto punto. Porque no se puede bajar la guardia. No es un estado de tensión, pero tampoco de relajación. Sería en términos de Castaneda, un estado de “Tensegridad”. Una disciplina que va amoldando cada vez más la forma de percibir, la forma de moverse en el mundo, la manera de actuar con uno mismo y con el mundo. Esto amplía la energía propia y va permitiendo darte cuenta de los cambios que se producen en tu capa del mundo, digamos.

Total, que he vivenciado y vivencio cosas muy curiosas que para mí quedan y que, en cierta medida, me pueden ofrecer ventajas y desventajas sobre otras personas. La soledad se hace cada vez más grande y el silencio también. Eso puede ser una ventaja o una desventaja, según sea el carácter que te hayas formado. Por eso mejor formarse un carácter de “Tensegridad” que te permita fluir de la mejor de las formas entre las olas de la manifestación.

Ian

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