Hoy me ha ocurrido una serendipia muy curiosa. Tan curiosa que me parece puesta ahí queriendo. Un conocido me ha pedido el número de teléfono y se lo he dado. Cuando me ha llamado para guardar su número ha sonado mi tono que es una BSO. La cosa es que se ha quedado noqueado y me ha dicho, ¡llámame! Resulta que él también tenía esa misma BSO puesta en su móvil…

Cuando ocurren estas serendipias parece que la vida te preparase para algo importante o, por lo menos, hace que te fijes porque viene algo cuando menos «diferente». ¿Cuántas veces ocurren serendipias así? Muy pocas si miramos la vida desde un estado de consciencia «normal». O sea, más dormido que despierto. Pero si uno va despertando su intuición y su atención va dándose cuenta de que estas cosas ocurren todos los días, aunque muchas las damos por «normales».
Está claro que sincronicidades o serendipias así no son habituales, pero también ese es un punto de vista sesgado. El cúmulo de circunstancias que se tienen que dar para que ocurran las cosas, cada situación, cada momento, es brutalmente gigante y por ello cada momento cuenta. No podemos saber cuan grande es el acto que estamos haciendo por el supuesto tamaño de ese acto. Un gesto muy pequeño hoy puede cambiar la vida de muchas personas mañana y un gesto grande puede que termine pasando desapercibido. Aunque gestos grandes y pequeños, ¿Quién puede juzgar lo grandes o pequeños que pueden ser los gestos?
Al final todo es una serendipia dentro de una serendipia dentro de una serendipia. Es un juego de dioses jugando a que se han olvidado de que son dios o algo parecido. No sabemos realmente qué pasa aquí, pero la cosa es que es algo muy raro si uno se para a analizarlo detenidamente. Por eso mejor vivir, agradecer, sentir y padecer también las cosas que nos pasan. Esta travesía que nos ha tocado vivir siempre ha sido y parece que siempre será una incógnita que tal vez alguien haya desvelado o tal vez no…
Y la serendipia de hoy ha dado para escribirle un artículo entero porque pequeños detalles de este tipo son los que hacen que luego, a los años, te acuerdes de esos detalles y, mirando hacia atrás te digas: ¡ah, mira, por esto fue!
Ian