Pareciera que estuvieses a millones de años luz de mí, y sin embargo siempre te he sentido al lado. Te conozco desde siempre, pero tal vez nunca te he conocido. Una vez, en un retiro vacacional creí que te conocí. Montando a caballo. Fue precioso, pero sólo duró una hora. Después de eso, nunca más supe de ti. Si es que eras tú. Pero se sentía como si fueras tú. Tal vez no existas y sólo es una construcción de mi imaginación, pero nace de lo más profundo de mi ser. Siempre he pensado que estabas ahí para mí y yo para ti.

Quién sabe cómo se van a suceder los acontecimientos. Si el mundo permitirá o no que nos conozcamos. Yo mientras sigo avanzando en esta vida intentando darle un rumbo que, entre otros puertos, me lleve a ti. Navegando por las tinieblas de la incertidumbre que es todo, quiero pensar que te encontraré llegado el momento. Que allí estarás. No sé dónde será, cómo será, ni nada de eso, pero sí sé que será, aunque sea en mi imaginación.
Y tú, luz de guía de mis pasos, estás allí, en el futuro, esperándome también. Qué cosas, ¿no? La vida es algo muy extraño pero a la vez muy mágico. ¿Cómo puede ser que sepa que te voy a conocer y lo sepa desde pequeño? Parece imposible, pero el tiempo dirá si tenía o no razón. Yo espero, por encima de todas las cosas, tener razón porque anhelo tu compañía, no porque no sepa estar solo, sino porque contigo me multiplicaría en grandeza y tú, a su vez, también…
Ian