El Demiurgo es el creador de la realidad en la que vivimos. Los gnósticos lo describen como un ser oscuro que fue creado por Sofía por «error». Este error generó un semidios o dios, como quieras verlo, que creo múltiples universos, entre ellos en el que habitamos. En esta mitología los seres humanos tomamos un papel muy importante, pero no todos los seres humanos. Según los gnósticos sólo aquellos humanos insuflados con espíritu son imprescindibles en la creación ya que sirven de motor energético a la misma: sustentan la creación.
Antes de que existieran los seres humanos con espíritu estaban los hombres de barro o pasús. Pero estos se tiraron milenios sin avanzar, sin evolucionar y la creación del Demiurgo tampoco avanzaba. Digamos que hacían prácticamente lo mismo todo el rato. Eso al Demiurgo no le gustó. Entonces decidió «seducir» con el mundo de la materia a los espíritus del mundo espiritual y sedujo a unos cuantos. Estos serían los llamados «ángeles caídos», se podría decir. Encarnaron en cuerpos humanos y tuvieron descendencia y su descendencia transformó el mundo e hizo que se comenzara a evolucionar.

Pero hay que dejar claro que, para los gnósticos, estos espíritus fueron traidores a su estirpe, porque atraparon, con su pacto y con su magia sexual a millones de espíritus de la esfera espiritual. Espíritus que realmente no querían venir aquí a experimentar esto. Fueron traicionados aparentemente.
La cuestión es que hoy en día vemos como hay prácticamente dos clases de seres humanos en la Tierra; aquellos que sólo y exclusivamente se preocupan de asuntos mundanos, pudiendo aparentar preocuparse por asuntos espirituales, pero que realmente no les conciernen y luego un tipo minoritario de seres humanos que se preocupan mucho por todo lo que tiene que ver con lo espiritual dejando muchas veces de lado lo mundano. Seres que aborrecen el mundo tal cual es porque lo ven horrible, cruel y devastador, fuera de toda armonía.
Sea verdad o no el pensamiento espiritual gnóstico la verdad es que vemos personas que sólo hablan del tiempo y de los males que les acucian (la mayoría creados por ellos mismos, por no decir todos) y que en el momento en que se les habla de algo un poco diferente saltan como conejos perseguidos por un zorro. ¿Serán estos lo llamados «pasús»? No quiero yo ser segregacionista, así que aquí lo dejo y que cada cual recapacite y pondere…
Ian