Permanecer Estoico, libre de vaivenes, impertérrito ante toda situación, incólume frente al ir y venir de las mareas de la vida. Soltar toda necesidad de control y aprender a fluir con los eventos que van dibujando momento a momento el instante presente que se nos presenta. Caminar por el filo de la navaja. Sortear todos los golpes gracias a la intuición del que permanece en silencio interno. Reír suavemente mientras se contempla la grandeza de la vida y la existencia, con sus dolores, sufrimientos y penas. Pero también con su belleza, su magnificencia, su incógnita perpetua.
Cansado o lleno de energía, triste o alegre, mantener un estado mental que impida la disolución del sí mismo y, en lugar de ello, lo ensalce per se. Lograr que la mente sea sierva y no ama, con lo que ello implica. Domeñar cada vericueto del ser desde el no ser, desde el Tao que en realidad todo es. Afilarse a tal nivel que cada inspiración y cada expiración tengan sentido para ese sí mismo que fluye de un espíritu libre por fin. Amar con tanta hondura que hasta las piedras se enamoren de uno. Vivir desde la grandeza de lo pequeñito, de lo suave, de lo blando, pero con la fortaleza de un monte y la vastedad de un océano.
Simplemente expresar lo más excelso de cada uno hasta su máximo exponente sólo por que se puede y así uno exprime al máximo las posibilidades para poder llegar a la liberación total, si es que eso existe…
Ian