Si observas el mundo y, sobre todo, la sociedad occidental, estamos inmersos en una vorágine de ruido mental como nunca antes en la historia de la humanidad. Estamos expuestos a más estímulos de todo tipo (violentos, sexuales, gula) que en toda la historia de la humanidad junta. Ahora con RRSS como Tiktok o Instagram el nivel de impresiones diarias y de distracción mental es brutal. La capacidad de concentración, de poder hacer tareas largas y con resultado a largo plazo está desapareciendo prácticamente.
Sin embargo, existe una parte todavía minoritaria de la población que está buscando lo contrario. Crecer a largo plazo, centrarse, mejorar día a día y lograr liberarse de esa esclavitud de la gratificación instantánea que tanto nos acecha. Parte de esa búsqueda lleva a procurar lo que los brujos Toltecas denominaron «Silencio Interno». Un estado del ser en el que se es plena atención consciente sin ningún juicio ni distracción. Pero que, en realidad, es algo muchísimo más profundo en cuanto a sus implicaciones. Lograr el silencio interno significa conectar con el ser que verdaderamente somos. Libre de toda condicionalidad, salvaje, poderoso y capaz de resolver situaciones aparentemente irresolubles.
Pienso y siento que ese grupo va a crecer cada vez más pues la falta de dirección en la vida es en verdad horrible y llegado el momento los seres humanos necesitan paz mental y un dirección en su vida. Con lo que se está apretando para que la gente no tenga esa dirección creo que se va a lograr el efecto contrario. Ojalá un grupo cada vez más grande vaya en búsqueda del Silencio Interno y de la dirección en la vida. Podríamos vivir una época dorada en la humanidad como nunca se ha visto…
Ian